Menú
Zoé Valdés

Honduras: sabemos poco

La democracia es lo único que todavía los salvaría, frente a lo que se les podría avecinar con esa izquierda violenta y cerrera con la que tenemos que lidiar hoy en día.

No podemos afirmar que se sepa mucho de lo que ha ocurrido durante las elecciones presidenciales en Honduras. El mundo estuvo más atento a la farsa electoral castrista que a lo que aconteció en ese país centroamericano durante su jornada deliberante.

Lo cierto es que el presidente Juan Orlando Hernández recién ha anunciado su aprobación para el recuento de los votos frente a la exigencia de la izquierda opositora. Una izquierda que sospecha que se cometió fraude, como siempre cuando ella no gana. Contra, por una vez que no la ha cometido ella, esto sí que es noticia.

El presidente de 49 años, candidato reelegido, pese a las disposiciones constitucionales aceptó entonces que se investigue si ha habido fraude electoral. La verdad es que con lo que ha tenido y tiene enfrente Juan Orlando Hernández, con Manuel Zelaya como sombra de presión y mezquindad, y como suceden las cosas en esos países, el enredo se acentúa.

Diez días después de las elecciones resulta imposible dar un ganador, aunque las cifras siguen respetando al candidato de la derecha como presidente ratificado. Pero la izquierda, ay, ya sabemos.

Por otro lado, Salvador Nasralla parece ser alguien muy popular, aunque viniendo de la Caja Tonta Que Eructa, la televisión, me temo que sea más populista que popular. Una elocuente falta de experiencia política confirmaría su incapacidad, a pesar del 41, 39 por ciento de votos frente al 42, 98 por ciento de su oponente.

El alto porcentaje de votos de Nasralla-Zelaya podría venir –según me explica un amigo versado en el tema– de los "cientos de miles de miembros de pandillas o maras que pagaron. Es imposible que ellos de buena lid tengan tantos votos. El Partido LOH arrasó en el Congreso y en las alcaldías, mientras que la alianza Nasralla-Zelaya quedó muy por debajo. Mi lectura, según información que me llega de allá, es que el Cartel de los Soles de Maduro-Cabello les dio 35 millones de dólares. Ahí está la clave de por qué y cómo controlaron a las maras y las pusieron a votar por el team de Nasralla-Zelaya".

Lo cierto es que Honduras es otro enigma, un laberinto de corrupciones y de corruptos, un "nido de soberbios", me comenta un hondureño.

Un pueblo con tendencia a la izquierda, apertrechado de iras incontenibles y constantes –que ya podemos intuir a dónde pudiera conducirlos.

Con la que está cayendo en el mundo, y ahora se suma Honduras, no es que allí se viviera en una panacea, es que no nos enterábamos, porque a muy pocos les importa ese país y sus problemas.

Es un extraño caso, sí, de país abandonado, olvidado, dejado a su suerte. Pero al menos allí, hay personas dignas que hacen política, sean del bando que sean, y se baten por la democracia, si es que todavía por aquellos lares vale de algo la democracia, frente a las pandillas de ladrones.

A mi juicio la democracia es lo único que todavía los salvaría, frente a lo que se les podría avecinar con esa izquierda violenta y cerrera con la que tenemos que lidiar hoy en día en el mundo.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios