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Zoé Valdés

La no visita de Margallo a Cuba

El señor Margallo está haciendo que me ponga nostálgica de Miguel Ángel Moratinos, lo que ya sería demasiado.

El ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel García-Margallo, visitó Cuba recientemente, de su estancia los cubanos esperábamos poco, y así ha sido. Aparte un discurso donde habló de la transición española y de otros temas que tienen que ver con la democracia, la libertad y los derechos humanos, no hubo ningún evento relevante. Del discurso se enteraron la prensa acreditada y los pocos invitados oficialistas. De ninguna manera el discurso fue televisado y el pueblo no se enteró de tal acontecimiento. De modo que, por muy valiente que haya sido lo que dijo, de nada valió.

Margallo es el hombre que, pese a algunas opiniones contrarias de su mismo partido, presionó en la Unión Europea para que se normalizaran las relaciones con Cuba, tanto presionó que hasta Checoslovaquia y Polonia se abstuvieron, dos países que han sufrido el comunismo y que saben lo que significa ahogar a un régimen.

Con esa carta a su favor llegó el ministro a la isla con la esperanza de entrevistarse con los hermanos Castro. Cosa que no se hizo posible tras el discurso que se zumbó el señor ministro. Era de esperar. Con Castro es todo o nada, con él no caminan los términos medios.

Para colmo, y tras el suicidio en una cárcel de un joven balsero repatriado, Margallo pidió que algunos expresos políticos cubanos residentes en Madrid pudieran regresar a Cuba, cosa que según él estos expresos han pedido. Ya sabemos cómo somos los cubanos. Nada me extraña ya. Es lo que trajo el barco.

Además reclamó la salida de varios expresos como Óscar Elías Biscet y Martha Beatriz Roque, entre otros. El resto me imagino que lo dedicó a los negocios. Que se sepa, no dijo ni una palabra sobre los presos políticos Sonia Garro Alfonso, Ramón Alejandro Muñoz y el escritor Ángel Santiesteban.

Los Castro, que han recibido a todos los ministros habidos y por haber, no recibieron a Margallo; en su lugar mandaron al vicepresidente Miguel Díaz-Canel, la foto con este personaje, que se presiente como el sucesor de Raúl Castro, tampoco ha trascendido.

Entonces, seamos realistas, la visita de Margallo a Cuba fue una no visita, no sirvió más que, si acaso, para consolidar los negocios de los empresarios españoles y para salir con el rabo entre las patas ante la gran tirada a mierda que le dieron los Castro.

El señor Margallo está haciendo que me ponga nostálgica de Miguel Ángel Moratinos, lo que ya sería demasiado.

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