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Zoé Valdés

¡Políticas de basura!

En cuanto a Francia, después de varios atentados terroristas en nombre del islam, sus políticos se han dedicado a rediseñar el islam. Lo que hay que aguantar.

Pedro Sánchez ha vuelto a decir “no”. Es el tercer “no” de Pedro, sin ninguna altura o alusión bíblica, no se hagan ilusiones. Pedro, como en la guaracha y como la María Cristina de la letra de la canción, “me quiere gobernar”, y aunque ya unos cuantos le “dicen lo que piensan”, le cantan las verdades, él no se desprende de la cortina, aferrado a ella hasta que no se trepe en el borde. Porque Pedro sigue varado en sus trece, él lo que quiere es gobernar “ÉL”, con mayúsculas, y de a “Pepe timbales”, como decimos en Cuba.

España lleva siete meses sin gobierno, al parecer los españoles irán nuevamente a unas vergonzosas elecciones, y es probable que vuelva a ser electo Rajoy (ya que no se presentará otro del PP), pero Sánchez impedirá que gobierne… Y así de suite. Como en el cuento de la buena pipa. Hasta que España se canse, y veremos a ver a cómo tocamos.

Lo que está haciendo Sánchez tiene un nombre, golpe de Estado, pero todavía nadie se ha atrevido a definirlo con todas sus letras. Y Rajoy, como buen gallego al fin, empecinado, retorna a las andadas. Para colmo, me imagino que también por solidaridad gallega, permite que su partido nombre hijo distinguido de Láncara al tirano Raúl Castro, y aquí no ha pasado nada. En lo que se equivoca, pues Castro no es hijo de gallego sino de chino, según las malas lenguas, que como siempre son las buenas.

En cuanto a Francia, para no quedarse rezagada, después de varios atentados terroristas en nombre del islam, sus políticos se han dedicado ahora a rediseñar el islam, afrancesándolo, como si de un sombrero de Chanel se tratara. Lo que hay que leer y aguantar.

De modo que el ministro del Interior de este país no halla otra solución para acabar con el terrorismo islamista que rediseñar el islam, colocarle une touche a lo francés, o sea modificarlo con un punto de guinguette, ¿a lo mejor? ¿O lo aliñamos con trufas? ¿Cómo se come eso de un islam a lo francés? ¿Invitando a los musulmanes a un templo católico? Bien, ¿permitirán los musulmanes que los católicos entren a sus mezquitas?

Y luego nos llaman amargados a aquellos que creemos que el mundo no tiene remedio. Barranca abajo y sin freno.

En España

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