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Zoé Valdés

Voto 'mikimouse'

Lo que va a acabar con el planeta no será el cambio climático, será el voto 'mikimouse', o sea, el voto electrónico de la farsa actual.

Lo que va a acabar con el planeta no será el cambio climático, será el voto 'mikimouse', o sea, el voto electrónico de la farsa actual.
voto electrónico | Archivo

Creo que lo he dicho antes, pero insistiré una vez más: lo que va a acabar con el planeta no será el cambio climático, que no existe, como ya adelantó Patrick Moore, el fundador de GreenPeace, será sin ninguna duda el voto mikimouse, o sea, el voto electrónico de la farsa actual, la democracia pacotillera que se nos está imponiendo.

Sucedió en Estados Unidos, cuando en noviembre del 2020, aprovechando que los republicanos se fueron a dormir, pararon los votos que iban al presidente saliente, y como por arte de birlibirloque las boletas dejaron de llegar, o sea, cesaron las máquinas a su favor, se detuvieron de repente, y empezaron a trabajar exclusivamente favorables al oponente que hoy empercude con su senilidad la Casa Blanca.

Sucedió recientemente en Brasil, donde se dice que los votos que no convenían al corrupto Lula da Silva fueron anulados, e incluso así, logró ganar frente a Jair Bolsonaro por un estrechísimo margen.

Contaré una anécdota de la que me enteré ayer por boca de su protagonista, me van a perdonar, pero como no le he pedido permiso para contarla no podré citar su nombre, además de que ya conocen cómo está marchando otra máquina, la terrible y devoradora industria de la cancelación, tal como sucedió en Cuba a partir de 1959, y este amigo posee negocios que pudieran ser perjudicados…

El hecho es que la persona en cuestión, registrada como republicano, fue a votar en las elecciones de ahora de noviembre, en América, en Nueva York; al llegar al buró de votación y revisar sus documentos, la otra persona que lo recibió hizo como que buscaba en una computadora y al rato le espetó que él no podía votar porque no estaba registrado. El amigo suspiró, se llenó de paciencia, y le respondió que eso no podía ser, pues ahí estaban sus documentos que probaban lo contrario a lo que ella afirmaba. La otra contestó que sí que podía ser porque ella lo estaba viendo en la pantalla, y que si él no entendía cómo había podido ocurrir que su nombre desapareciera, ella se lo explicaría: seguramente él no había votado la vez anterior. A lo que de inmediato mi amigo negó rotundamente, afirmando que él sí había votado.

El rifirrafe duró lo bueno y lo suyo, hasta que la otra le propuso la opción de que volviera a inscribirse como votante, pero que el problema radicaría entonces en que para poder votar en esta ocasión debía hacerlo por internet, o sea, que votaría mediante boleta mikimouse, o sea electrónica; y que sólo así podría votar. De modo que mi amigo reanudó los trámites sospechando que muy probablemente su voto irá a parar a un cesto de basura virtual.

De modo que, visto lo visto, yo aconsejaría que si está usted inscrito como republicano en Estados Unidos, al menos para estas elecciones de noviembre, haga lo que hacen ellos: bórrese de republicano, cuélese como demócrata; por esta vía le permitirán votar de manera convencional, y cuando le toque elegir boleta hágalo como republicano. No queda de otra, el que inventó la ley inventó la trampa, creo que así reza el refrán.

En Brasil es la tercera vez que gana un tipejo cuya única proposición política y social es el odio, la destrucción, y el enriquecimiento personal a costa de las "masas trabajadoras". A mí, que vengo de Cuba, esa utilización permanente de la formulita de hablar en nombre de las "masas trabajadoras" y tal, con la expresa intención de engañar al personal, es que me da más que dentera, me sale fresnillo, y sin prepucio, que diría mi tía.

El mapa entero de Sudamérica teñido de rojo, vamos, pues sí, el sueño cumplido de Fidel Castro. Que con su pan se lo coman. Porque recuerden que Fidel Castro siempre soñó con destruir el mundo, para que los idiotas le construyeran uno a su medida, que es la medida de del peor de los mediocres; ya fuera mediante la guerra de guerrillas o a través del voto mikimouse impuesto a los energúmenos que todavía creen en esta farsa de la democracia conducida por totalitarios socialcomunistas.

¿Qué Brasil no se dejará? Ay, por favor, se han dejado todos, ¡se ha dejado hasta Estados Unidos! ¡Cómo no se va a dejar empalar Brasil hasta lo último! Y, a los que continúan haciéndose ilusiones con la vuelta del Titán, y etcétera y demás, ni sueñen que esta gente, cuando agarra, no suelta…

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