L D (Agencias)
Según informa Europa Press, el juez entiende que el menor de 16 años no se resistió “activamente”, sino que “permaneció quieto, sin oposición, lo que es tanto como decir que consentía”. La sección novena de la Audiencia ha condenado a siete años de cárcel a Miguel Gallardo Holgado, tío del menor, por un delito continuado de abuso sexual contra el menor, al que sometió a relaciones en diversas ocasiones cuando éste acudía al domicilio del acusado en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a comer, antes de irse al colegio. El fiscal y la acusación particular, en representación de los padres del menor, pedían más de 70 años de prisión.
En la primera ocasión que tuvieron lugar los abusos, el procesado “ordenó a su sobrino que se pusiera de pie, de cara al sofá, y dándole la espalda a él, lo que obedeció aunque en el gesto fue sujetado y colocado”. “Sujetó al niño” después de ponerle una película pornográfica y, según el fallo, el menor era “consciente de que no quería ser partícipe de tal acto” y “se encontraba contrariado”.
El fallo señala que "esa falta de oposición" ante el agresor "era puramente debida a la situación de superioridad palmaria que èste representaba" sobre el menor, "y en el que en todo momento eran los dos plenamente conscientes" de ello, hasta el punto de "que los efectos de la misma fue la absoluta anulación de la voluntad" del adolescente, "cohibido por completo por el miedo que el otro le infundía".
En la primera ocasión que tuvieron lugar los abusos, el procesado “ordenó a su sobrino que se pusiera de pie, de cara al sofá, y dándole la espalda a él, lo que obedeció aunque en el gesto fue sujetado y colocado”. “Sujetó al niño” después de ponerle una película pornográfica y, según el fallo, el menor era “consciente de que no quería ser partícipe de tal acto” y “se encontraba contrariado”.
El fallo señala que "esa falta de oposición" ante el agresor "era puramente debida a la situación de superioridad palmaria que èste representaba" sobre el menor, "y en el que en todo momento eran los dos plenamente conscientes" de ello, hasta el punto de "que los efectos de la misma fue la absoluta anulación de la voluntad" del adolescente, "cohibido por completo por el miedo que el otro le infundía".