L D (EFE)
Jiménez Lozano, nacido hace 72 años en Langa, un pequeño pueblo abulense, es uno de los principales especialistas en la mística española y un narrador que desde la poesía, la novela, los artículos o los reportajes ha abordado temas de denuncia de situaciones dolorosas o injustas y de asuntos religiosos, en historias de raíz cristiana en las que se que se mezclan un acento musulmán y ecos judíos o protestantes.
Dotado con 90.151 euros, el Premio Cervantes, instituido por el Ministerio de Cultura en 1976, ha reconocido anualmente la significación cultural del legado y la trayectoria literaria de un escritor cuya obra, totalmente o en su parte esencial, se desarrolle en español.
La candidatura de Jiménez Lozano, presentada por Miguel Delibes, fue votada por mayoría, entre tres finalistas, por los diez miembros del jurado del Premio Cervantes, al que, en total, se habían presentado veintiséis candidaturas, en su mayoría de autores españoles.
El presidente del jurado y director de la Real Academia de la Lengua, Víctor García de la Concha, señaló, tras dar a conocer que Jiménez Lozano había sido el elegido, que el escritor es "un Premio Cervantes sólido" y "absolutamente aceptado". Le describió como "un hombre de letras puro", "un letra-herido que vive en, por y para las letras", un "humanista cristiano confeso y comprometido con todo lo humano" y que vive apartado en una aldea atento al estudio de la "realidad histórica y espiritual".
Junto a García de la Concha formaron parte del jurado el director de la Academia Cubana, Salvador Bueno, Rafael Conte, Antonio Fontán, Carlos Thiébaut Luis-André, Ignacio Abad Leguina, José García-Velasco, Gabriel Albiac, Victorino Polo, Juan Van-Halen. El director general del Libro, Fernando de Lanzas, y el subdirector general de promoción del Libro, la Lectura y las Letras españolas, han actuado como secretario y como secretario de actas del jurado, en el que no ha podido estar, como es tradicional, el ganador de la edición anterior, el colombiano Alvaro Mutis.
El director de la RAE explicó que al ser par el número de miembros del jurado se decidió realizar la votación por el método Goncourt, eligiendo seis escritores, que eran "nombres indiscutibles" sobre el total de candidatos, y realizando votaciones sucesivas hasta llegar al ganador. Fue un proceso de "gran claridad" y "espontaneidad" en el que el jurado ha quedado "contento" y ha actuado "con libertad plena", según García de la Concha, quien más tarde, al ser preguntado sobre una supuesta injerencia política en la elección de Jiménez Lozano, negó que a él le hubiera llegado indicación alguna.
Jiménez Lozano acogió "como lo que es, como un regalo, con una gran alegría" la noticia de la concesión del Premio Cervantes de Literatura, cuyo falló le comunicó esta tarde la ministra de Educación, Cultura y Deporte, Pilar Del Castillo, en su domicilio de Alcazarén (Valladolid).
En su casa, acompañado únicamente de su perro, Jiménez Lozano recibió la noticia de un galardón que "no es una deuda, ni un concurso oposición donde se graduan las cosas de manera objetiva", dijo esta. En un tono amable y feliz añadió que su persona guarda "muchas familiaridades y amistades antiguas con Cervantes, porque nos ha enseñado a juntar letras, a escribir claro, y nos ha hecho reír y pasar algún mal trago también".
Dotado con 90.151 euros, el Premio Cervantes, instituido por el Ministerio de Cultura en 1976, ha reconocido anualmente la significación cultural del legado y la trayectoria literaria de un escritor cuya obra, totalmente o en su parte esencial, se desarrolle en español.
La candidatura de Jiménez Lozano, presentada por Miguel Delibes, fue votada por mayoría, entre tres finalistas, por los diez miembros del jurado del Premio Cervantes, al que, en total, se habían presentado veintiséis candidaturas, en su mayoría de autores españoles.
El presidente del jurado y director de la Real Academia de la Lengua, Víctor García de la Concha, señaló, tras dar a conocer que Jiménez Lozano había sido el elegido, que el escritor es "un Premio Cervantes sólido" y "absolutamente aceptado". Le describió como "un hombre de letras puro", "un letra-herido que vive en, por y para las letras", un "humanista cristiano confeso y comprometido con todo lo humano" y que vive apartado en una aldea atento al estudio de la "realidad histórica y espiritual".
Junto a García de la Concha formaron parte del jurado el director de la Academia Cubana, Salvador Bueno, Rafael Conte, Antonio Fontán, Carlos Thiébaut Luis-André, Ignacio Abad Leguina, José García-Velasco, Gabriel Albiac, Victorino Polo, Juan Van-Halen. El director general del Libro, Fernando de Lanzas, y el subdirector general de promoción del Libro, la Lectura y las Letras españolas, han actuado como secretario y como secretario de actas del jurado, en el que no ha podido estar, como es tradicional, el ganador de la edición anterior, el colombiano Alvaro Mutis.
El director de la RAE explicó que al ser par el número de miembros del jurado se decidió realizar la votación por el método Goncourt, eligiendo seis escritores, que eran "nombres indiscutibles" sobre el total de candidatos, y realizando votaciones sucesivas hasta llegar al ganador. Fue un proceso de "gran claridad" y "espontaneidad" en el que el jurado ha quedado "contento" y ha actuado "con libertad plena", según García de la Concha, quien más tarde, al ser preguntado sobre una supuesta injerencia política en la elección de Jiménez Lozano, negó que a él le hubiera llegado indicación alguna.
Jiménez Lozano acogió "como lo que es, como un regalo, con una gran alegría" la noticia de la concesión del Premio Cervantes de Literatura, cuyo falló le comunicó esta tarde la ministra de Educación, Cultura y Deporte, Pilar Del Castillo, en su domicilio de Alcazarén (Valladolid).
En su casa, acompañado únicamente de su perro, Jiménez Lozano recibió la noticia de un galardón que "no es una deuda, ni un concurso oposición donde se graduan las cosas de manera objetiva", dijo esta. En un tono amable y feliz añadió que su persona guarda "muchas familiaridades y amistades antiguas con Cervantes, porque nos ha enseñado a juntar letras, a escribir claro, y nos ha hecho reír y pasar algún mal trago también".