L D (EFE)
Según han explicado fuentes próximas a la investigación, el presunto asesino, que mató a su novia a golpes y estrangulándola, extendió después el cadáver sobre un edredón en la cama de la propia doctora y, al hacerle los dos cortes en las muñecas, comprobó que apenas salieron unas gotas de sangre de sus venas.
Es conocido de los forenses que el hecho de que la mujer estuviera ya muerta provoca que, con el corazón parado, no se bombee sangre y ésta tienda a coagularse sin fluir normalmente, por lo que el cadáver de la chica apenas perdió sangre por sus muñecas.
Adalid, al ver que no salía sangre y que no podía simular el suicidio, podría haber decidido entonces simular un secuestro o un acto delictivo y por ello trasladó el coche de la doctora hasta el barrio de Torreforta de Tarragona, donde lo abandonó cerrado y con los bocadillos que la facultativa se había preparado para pasar su guardia en el ambulatorio de Reus.
Después, regresó al domicilio de la doctora, bajó el cadáver al garaje subterráneo, lo metió en el maletero de su taxi y lo trasladó hasta el bosque de Vallirana donde lo escondió entre matorrales, todo ello durante la tarde del sábado 18 de enero.
Pese a que nada ha trascendido de la declaración que este miércoles Adalid ha efectuado ante la juez instructora -únicamente que ha negado que hubiera estado en Vallirana antes de llevar allí el cadáver-, muchos de estos detalles del macabro asesinato los ha negado el acusado en su interrogatorio, pese a lo cual el fiscal ha decidido acusarle de asesinato con la agravante de alevosía en vez de homicidio, delito que reconoce el abogado defensor.
Es conocido de los forenses que el hecho de que la mujer estuviera ya muerta provoca que, con el corazón parado, no se bombee sangre y ésta tienda a coagularse sin fluir normalmente, por lo que el cadáver de la chica apenas perdió sangre por sus muñecas.
Adalid, al ver que no salía sangre y que no podía simular el suicidio, podría haber decidido entonces simular un secuestro o un acto delictivo y por ello trasladó el coche de la doctora hasta el barrio de Torreforta de Tarragona, donde lo abandonó cerrado y con los bocadillos que la facultativa se había preparado para pasar su guardia en el ambulatorio de Reus.
Después, regresó al domicilio de la doctora, bajó el cadáver al garaje subterráneo, lo metió en el maletero de su taxi y lo trasladó hasta el bosque de Vallirana donde lo escondió entre matorrales, todo ello durante la tarde del sábado 18 de enero.
Pese a que nada ha trascendido de la declaración que este miércoles Adalid ha efectuado ante la juez instructora -únicamente que ha negado que hubiera estado en Vallirana antes de llevar allí el cadáver-, muchos de estos detalles del macabro asesinato los ha negado el acusado en su interrogatorio, pese a lo cual el fiscal ha decidido acusarle de asesinato con la agravante de alevosía en vez de homicidio, delito que reconoce el abogado defensor.