
Un estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Mauricio ha permitido conocer qué bacterias pueden acumularse en los trapos de cocina después de un mes de uso.
El análisis se centró en 100 paños domésticos, con el objetivo de identificar los microorganismos presentes y relacionarlos con los hábitos de uso, el tipo de hogar y las condiciones ambientales.
Según los resultados, el 49% de los trapos analizados presentaban crecimiento bacteriano. Para comprobarlo, los investigadores cultivaron las muestras en placas de Petri y utilizaron pruebas bioquímicas para poder identificar los tipos de bacterias presentes. También se observó que este crecimiento aumentaba en función del número de personas en el hogar, siendo más habitual en familias numerosas.
Las bacterias más frecuentes
El análisis de las 49 muestras positivas reveló la presencia de distintos grupos bacterianos. El 36,7% correspondía a bacterias coliformes, entre las que se incluye Escherichia coli (E. coli). Otro 36,7% contenía bacterias del grupo Enterococcus y un 14,3% presentó Staphylococcus aureus (estafilococo áureo).
Estas bacterias están asociadas comúnmente a ambientes donde hay manipulación de alimentos, y aunque muchas cepas son inofensivas, algunas pueden suponer un riesgo si contaminan alimentos o utensilios de cocina.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que los trapos utilizados para diferentes tareas (limpiar utensilios, superficies o secarse las manos) tienden a acumular más bacterias que aquellos destinados a una única función.
Además, la humedad también influye: los trapos húmedos mostraron un recuento bacteriano más alto que los que se mantenían secos. Esto sugiere que el entorno húmedo puede favorecer la proliferación de microorganismos.
Según el tipo de familia
El estudio, liderado por la doctora Susheela D. Biranjia-Hurdoyal, encontró diferencias en el tipo de bacterias según el perfil del hogar. En familias numerosas con menor nivel socioeconómico, se detectó una mayor presencia de estafilococo áureo. Por otro lado, las bacterias coliformes, como E. coli, fueron más comunes en hogares con dietas no vegetarianas, es decir, en los que se consume carne.
Aunque el estudio no busca generar alarma, sí pone en evidencia que los trapos de cocina pueden contribuir a la contaminación cruzada, especialmente si se reutilizan sin una limpieza adecuada. Este tipo de contaminación ocurre cuando las bacterias presentes en un objeto o superficie entran en contacto con los alimentos, lo que puede comprometer su seguridad.
Para reducir el riesgo de acumulación de bacterias, los expertos recomiendan adoptar una serie de hábitos sencillos, pero eficaces, el primero de ellos sería cambiar los trapos de cocina cada pocos días, pero también recomiendan:
- Utilizar paños distintos para distintas tareas.
- Optar por toallas de papel o trapos desechables cuando sea posible.
- Lavar los trapos reutilizables a 60 °C tras cada uso.
- Asegurarse de que los paños estén completamente secos antes de guardarlos o reutilizarlos.


