
L D (Agencias) La misa, organizada por la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud, se ha celebrado en el pórtico de la catedral madrileña que da a la Plaza de la Almudena, frente a la plaza de Armas del Palacio Real, ha sido concelebrada, junto a monseñor Rouco, por los obispos auxiliares de Madrid, Fidel Herráez y César Franco, además medio centenar de jóvenes sacerdotes.
Una inmensa foto de un sonriente Wojtyla presidía el provisional pero magnífico altar instalado en lo alto de la escalinata de la entrada principal de la catedral, adornado con flores blancas, y ante el que una muchedumbre de todas las edades se recogía en el oficio de la Eucaristía. Como telón de fondo de esta liturgia, convocada por jóvenes católicos madrileños, dominaba una pancarta blandida por adolescentes con camisetas amarillas y naranjas, que exclamaba "¡Juan Pablo II, Magno. Nos buscaste, aquí estamos"!
En su homilía, monseñor Rouco recordó instantes de la vida de un joven Karol Wojtyla que perdió "pronto a su único hermano, más tarde a su madre y luego a su padre", "que sufrió en directo los dos períodos de mayor persecución de los cristianos que conoció el mundo –el nacionalsocialista y el comunista–", y que dedicó su "amor indiviso del Señor que le llama en su joven madurez al sacerdocio". "¿No nos sale del alma afirmar que el nombre que le cuadra a Juan Pablo II a la vista de lo que hemos conocido, vivido y recibido de El como nuestro Padre y Pastor es el de Santo?". "¿"No nos obliga a mirarle en la memoria agradecida y conmovida de nuestro recuerdo de hijos y de amigos muy queridos como un santo?, exhortó Rouco.
El cardenal-arzobispo rememoró la última visita del Juan Pablo II a Madrid, en mayo de 2003, y animó a los jóvenes feligreses a contribuir a "un gran sueño: el nacimiento de la nueva Europa del espíritu". "Venced la enemistad con la fuerza del perdón. Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancias. Testimoniad con vuestras vidas que las ideas no se imponen, sino que se proponen", aconsejó el arzobispo de Madrid. Toda la ceremonia, que duró hora y media, estuvo dominada por el recogimiento y el fervor de los fieles, muchos de los cuales, principalmente los de más edad, no pudieron reprimir discretamente sus lágrimas. Y a lo largo de toda ella, una joven rondalla entonó con sus guitarras y sus voces los cánticos con los que regalaron al Santo Padre en su última visita a Madrid.
Largas colas en la Nunciatura
Decenas de personas hacen cola desde primera hora de la mañana en la Nunciatura Apostólica de Madrid para firmar en uno de los cuatro libros de condolencias que fueron puestos en la sede diplomática desde el fallecimiento de Juan Pablo II. Según fuentes de esta institución, está previsto mantener el horario habitual de la Nunciatura, que cerrará sus puertas entre las 13.30 y las 16.30 horas para volver a abrirlas desde ese momento hasta las 19.30 horas. No obstante, precisaron las fuentes, en el supuesto de que se produzca una afluencia masiva de personas al mediodía, existe "la posibilidad" de mantener abierta la sala donde están ubicados los libros durante la pausa para almorzar.
