L D (EFE) "Los forenses del Instituto Médico Legal constataron 30 muertes, resultantes de los conflictos entre bandas criminales rivales", según la nota divulgada por la gobernación de Río de Janeiro tras el fin de una rebelión de tres días en la Casa de Custodia de Benfica.
Esa rivalidad ha convertido en lugar de constantes tiroteos a una extensa zona de la ciudad ya bautizada como "Franja de Gaza" y en la que se cruzan las principales vías arterias de Río de Janeiro.
En su comunicado, las autoridades reconocieron que la guerra en las favelas que ha hecho de Río de Janeiro en una de las ciudades más violentas de Brasil fue trasladada nuevamente a las prisiones. Ello debido a que el gobierno regional puso fin a su política de recluir en cárceles diferentes o por lo menos en pabellones separados a los presos del Comando Vermelho (Comando Rojo) y a los del Tercer Comando.
La policía cree que la matanza comenzó el sábado, junto con la rebelión, y fue ocultada por los amotinados, que en sus reivindicaciones exigían el traslado a otras prisiones de los miembros del Tercer Comando. El motín fue facilitado por un grupo de pistoleros que atacó a tiros a los guardias de la Casa de Custodia y permitió la fuga de 14 presos, cuatro de los cuales ya han sido capturados.
Los internos que pretendían huir y que no alcanzaron a hacerlo aprovecharon las armas en su poder para asumir el mando dentro de la cárcel, que tiene capacidad para 1.300 presos y en donde había 900 hasta la semana pasada.
Esa rivalidad ha convertido en lugar de constantes tiroteos a una extensa zona de la ciudad ya bautizada como "Franja de Gaza" y en la que se cruzan las principales vías arterias de Río de Janeiro.
En su comunicado, las autoridades reconocieron que la guerra en las favelas que ha hecho de Río de Janeiro en una de las ciudades más violentas de Brasil fue trasladada nuevamente a las prisiones. Ello debido a que el gobierno regional puso fin a su política de recluir en cárceles diferentes o por lo menos en pabellones separados a los presos del Comando Vermelho (Comando Rojo) y a los del Tercer Comando.
La policía cree que la matanza comenzó el sábado, junto con la rebelión, y fue ocultada por los amotinados, que en sus reivindicaciones exigían el traslado a otras prisiones de los miembros del Tercer Comando. El motín fue facilitado por un grupo de pistoleros que atacó a tiros a los guardias de la Casa de Custodia y permitió la fuga de 14 presos, cuatro de los cuales ya han sido capturados.
Los internos que pretendían huir y que no alcanzaron a hacerlo aprovecharon las armas en su poder para asumir el mando dentro de la cárcel, que tiene capacidad para 1.300 presos y en donde había 900 hasta la semana pasada.
