L D (EFE)
La carrera, que duró tres minutos, congregó por ser fin de semana a miles de corredores, lo que, unido a que el recorrido se encontraba más resbaladizo de lo habitual, hizo que los toros hallaran más dificultades para cubrir los casi 850 metros del encierro. Hacia la mitad de la cuesta de Santo Domingo, uno de los morlacos se adelantó por la izquierda y tres se fueron quedando rezagados, aunque sin romper el grupo, que permaneció compacto pero estirado, sin que se produjeran en la cuesta incidentes de gravedad.
En la plaza del Ayuntamiento, uno de los toros alcanzó y volteó a un mozo, que resultó empitonado en el muslo y recibió un fuerte golpe en la cabeza, circunstancia que provocó asimismo la caída del morlaco. Un toro encabezaba la manada a su paso por la calle Mercaderes, donde resbalaron y cayeron al suelo cuatro de los animales, lo que ocasionó momentos de tensión y riesgo entre los numerosos mozos que rodeaban y citaban a los astados.
En la curva de acceso a la calle Estafeta, la gran velocidad de los "aguirres" hizo que tres de ellos chocaran contra el vallado, sin llegar a perder el equilibrio, aunque esto provocó que la torada quedara ya rota para el resto del recorrido. La manada avanzó por la calle Estafeta cortada en varios grupos, con dos cabestros y tres toros por delante, un cuarto animal suelto y cerrada por dos de sus hermanos, lo que, a pesar de la aglomeración de corredores en este tramo, hizo que los mozos pudieran aprovechar los huecos entre los bureles y realizar bonitas carreras.
Los toros continuaron de esta forma por el tramo de Telefónica, donde se quedó rezagado uno de los astados, que avanzó lentamente, guiado por los mozos hasta el callejón y la plaza, donde el resto de sus hermanos había entrado poco antes y había sido introducido en los chiqueros sin problemas. Este sexto toro, que derrotó hacia la derecha a su paso por el callejón, donde la caída de los mozos provocó un pequeño montón de corredores, se giró hacia atrás en la arena de la plaza, donde los dobladores lo recondujeron hacia los corrales.
En la plaza del Ayuntamiento, uno de los toros alcanzó y volteó a un mozo, que resultó empitonado en el muslo y recibió un fuerte golpe en la cabeza, circunstancia que provocó asimismo la caída del morlaco. Un toro encabezaba la manada a su paso por la calle Mercaderes, donde resbalaron y cayeron al suelo cuatro de los animales, lo que ocasionó momentos de tensión y riesgo entre los numerosos mozos que rodeaban y citaban a los astados.
En la curva de acceso a la calle Estafeta, la gran velocidad de los "aguirres" hizo que tres de ellos chocaran contra el vallado, sin llegar a perder el equilibrio, aunque esto provocó que la torada quedara ya rota para el resto del recorrido. La manada avanzó por la calle Estafeta cortada en varios grupos, con dos cabestros y tres toros por delante, un cuarto animal suelto y cerrada por dos de sus hermanos, lo que, a pesar de la aglomeración de corredores en este tramo, hizo que los mozos pudieran aprovechar los huecos entre los bureles y realizar bonitas carreras.
Los toros continuaron de esta forma por el tramo de Telefónica, donde se quedó rezagado uno de los astados, que avanzó lentamente, guiado por los mozos hasta el callejón y la plaza, donde el resto de sus hermanos había entrado poco antes y había sido introducido en los chiqueros sin problemas. Este sexto toro, que derrotó hacia la derecha a su paso por el callejón, donde la caída de los mozos provocó un pequeño montón de corredores, se giró hacia atrás en la arena de la plaza, donde los dobladores lo recondujeron hacia los corrales.