
El lunes 8 de septiembre comenzó el juicio contra Joshua Hubert, un hombre del Worcester (condado de Massachusetts, Estados Unidos) que está acusado de secuestrar, estrangular y violar a una niña de 7 años en la madrugada del 27 de agosto de 2017. El varón, amigo del padre biológico de la víctima, presuntamente se llevó a la menor en medio de la noche de casa de sus abuelos —donde se había quedado a dormir tras la celebración de una barbacoa familiar— y la llevó hasta un lugar apartado, donde la estranguló y la violó.
Creyéndola muerta, la metió en el maletero de su vehículo y la lanzó al lago Quinsigamond desde un puente de la carretera interestatal 290. La pequeña, que le hizo creer a su agresor que no respiraba, nadó alrededor de 100 metros hasta llegar a la orilla y se dirigió a una casa de la zona para pedir ayuda. Cuando le preguntaron quién la había atacado, ella señaló a su "amigo Josh". Esto derivó en el arresto del hombre —de 35 años, entonces—, que fue acusado inicialmente de secuestro, intento de asesinato y estrangulamiento.
Según ha explicado la fiscalía, la niña no denunció haber sido violada hasta 2022. Hasta ese momento, no entendía el concepto de agresión sexual ni lo que supuestamente le había sucedido en el asiento trasero del automóvil de su agresor. La menor, que ahora tiene 15 años y ha sido la primera testigo llamada por el ministerio público en la apertura del juicio, mantiene su versión con el paso de los años. El acusa, por su parte, niega todos los cargos. Su defensa incluso asegura que no hay evidencia forense que vincule a su cliente con el caso.
"Como basura"
Durante su intervención, la fiscal de distrito adjunta Emily R. Meyers censuró que el acusado lanzara a la víctima al lago "como basura", tras llevársela de la casa de sus abuelos —donde dormía con sus primos— y agredirla sexualmente aprovechándose de la confianza que la menor tenía en él por tratarse de un amigo de la familia. Hubert le habría dicho a la pequeña que sus padres habían pedido que la llevara a casa.
Según detalló Meyers, una cámara de vigilancia captó al acusado estacionando su coche —un Saturn Ion color claro— a las 3.45 de la madrugada, en el carril por el que se circula en dirección al este de la I-290, sacando a la niña del maletero y la arrojando a la pequeña al agua (lago Quinsigamond) desde puente. Afortunadamente, la menor logró alcanzar la orilla a pesar de que había sido envuelta en una manta y tuvo que nadar cerca de 100 metros para llegar a tierra.
La raptó de madrugada
El 26 de agosto de 2017, la niña agredida —de 7 años en aquel momento— acudió a casa de sus abuelos con sus padres y hermanos —de 4 y 2 años— para asistir a una barbacoa familiar, según el relato ofrecido por la víctima y los testigos. Tras la fiesta, ella se quedó a dormir con sus primos en la vivienda. Vivieron una película y se durmieron en la sala de estar.
Cuando estaba dormida, la pequeña sintió que alguien la alzaba en sus brazos y la sacaba de la habitación. Ella pensó que era su abuelo, pero —cuando hubo luz suficiente, ya en el porche— abrió los ojos y vio que se trababa de su "Josh". El supuesto "mejor amigo de su padre biológico", la introdujo en el asiento trasero de su coche y le dijo que sus padres le habían pedido que la llevara a casa.
Dos estrangulamientos y una violación
Después, el varón simula que se ha perdido y la lleva a un lugar apartado, donde detiene el vehículo y la estrangula con sus manos. Pero no consigue su objetivo. La niña cuenta que después le coloca una bolsa de plástico en la cabeza y realiza un segundo intento de estrangulamiento con una cuerda. A continuación, la viola y la mete en el maletero, pensando que ya no respira —como fingió la menor deliberadamente—.
Conduce hasta llegar al punto desde el que la lanza al lago, realizando dos paradas en el camino. Posiblemente, intentaba cerciorarse de que estaba muerta. En cualquier caso, Hubert detiene su vehículo en un lado de la mencionada carretera interestatal y arroja a la niña desde el puente. A pesar de su corta edad, la pequeña nadó lo suficiente para sobrevivir y pedir ayuda en una casa de Shrewsbury, ciudad ubicada aproximadamente a 64 kilómetros al oeste de Boston.

