
Augus Lamont, de 4 años, desapareció el pasado sábado 27 de septiembre cuando se encontraba en casa de sus abuelos en el sur de Australia. Eran las cinco de la tarde y el pequeño Gus —como le llaman sus seres queridos— se encontraba en el exterior de la casa, jugando en un montículo de tierra.
Cuando su abuela salió a llamarlo media hora más tarde, el menor ya no estaba. Creen que se alejó de la finca y no supo volver. Era un niño tímido pero aventurero, habría dicho un familiar de Gus a la policía. El mismo sábado por la noche las autoridades iniciaron una intensa búsqueda que se ha mantenido a lo largo de toda la semana.
"La búsqueda de Gus ha sido una de las más grandes, intensivas y prolongadas jamás emprendidas por SAPOL", indica en un comunicado la policía australiana. Pero los esfuerzos no han tenido el resultado esperado. El martes por la noche, altos mandos policiales hablaron con la familia del menor para prepararles para lo peor.
Los investigadores creen que lo más probable es que Gus no haya podido sobrevivir a lo largo de estos días, solo y a la intemperie. Aunque aún esperan que pudiera producirse "un milagro", la búsqueda —en la que han participado alrededor de 30 voluntarios cada día— ha pasado a ser una operación de recuperación más que de rescate en las últimas 48 horas.
Sin rastro de Gus
En el momento de la desaparición, el pequeño —caucásico de ojos marrones y pelo largo rubio y rizado— llevaba puesta una camiseta azul de manga larga con el dibujo de un Minion de la película 'Mi villano favorito', unos pantalones de color gris claro, un sombrero gris de ala ancha y unas botas.
Hasta el momento, no se han encontrado rastro alguno del menor —más allá de una huella a 500 metros de la vivienda— que permitan conocer la dirección en la que avanzó el pequeño. No obstante, también se están realizando las "investigaciones paralelas" —explica el comunicado policial— que son habituales en los casos de desaparición de menores.

