
La creadora de contenido y maquilladora británica Amy Leonard ha muerto con tan solo 20 años tras consumir óxido nitroso, más conocido como 'gas de la risa'. La tragedia ha sido confirmada por su familia a través de una campaña en la plataforma GoFundMe.
Los allegados de la joven, a quienes la noticia ha dejado devastados, la han recordado como una mujer "única, llena de amor, risas y vida". Al mismo tiempo, han solicitado apoyo económico para sufragar los gastos del sepelio.
El aviso que no llegó a tiempo
El 29 de septiembre, Amy ingresó en el hospital tras desplomarse en casa cuando se preparaba para salir con sus amigos. Horas antes, había compartido en redes sociales un mensaje que hoy resulta estremecedor: "Solo quiero hablar sobre los globos y lo que le hacen al cuerpo. Pueden privar de oxígeno al cerebro, causar mareos, desmayos y accidentes, provocar daño nervioso a largo plazo con el uso repetido y someter a un gran esfuerzo al corazón y los pulmones".
En esa misma publicación advertía: "Es fácil pensar que es solo un subidón fugaz, pero los riesgos son muy reales. Ahora estoy hospitalizada porque no puedo caminar después de tres semanas haciendo esto". Su última frase fue clara y contundente: "Dejad de consumir los globos porque solo terminaréis como yo".
Tres días después, Amy falleció en el Hospital de Bolton. Según explicó su madre, Catrina Proctor, los médicos confirmaron que el óxido nitroso había provocado la formación de coágulos en el corazón y los pulmones, lo que desembocó en un paro cardiaco. En las semanas previas ya se había quejado de dolores intensos en las piernas, probablemente relacionados con los efectos de esta sustancia en su organismo.
Llamamiento al Gobierno
La familia no solo ha querido rendir homenaje a Amy, sino que también ha exigido al Gobierno británico el endurecimiento de la legislación sobre el óxido nitroso, actualmente considerado droga de clase C. Su consumo recreativo, pese a estar en el punto de mira, sigue siendo accesible y barato, lo que ha favorecido su expansión.
Utilizado en medicina como anestésico y en la industria alimentaria, el óxido nitroso provoca, cuando se inhala, sensaciones de euforia y desinhibición. Sin embargo, su consumo no está exento de graves riesgos: desde daños neurológicos hasta colapsos respiratorios o cardiacos, como demuestra el caso de Amy Leonard.

