
Los cítricos, los caquis, las frutas de hueso y las hortalizas han sido las producciones valencianas más afectadas por el cierre del que en agosto de 2014 era el primer mercado extracomunitario. Desde que se inició el veto ruso, el sector agrario de la Comunidad Valenciana ha sufrido pérdidas que superan los 400 millones de euros, según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja). "Con las exportaciones al alza, perder de la noche a la mañana 200 millones de consumidores fue un palo tremendo para el sector hortofrutícola y todavía a día de hoy seguimos padeciendo las consecuencias", ha denunciado el presidente de la entidad , Cristóbal Aguado.
El bloqueo comercial sobre diferentes productos europeos empezó a aplicarlo Moscú como represalia a las sanciones económicas impuestas por la UE tras anexionarse unilateralmente el Gobierno ruso la región ucraniana de Crimea. Tras el veto, el el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en aquel entonces dirigido por Isabel García Tejerina (PP), trataron de abordar soluciones para sugerir medidas a la Comisión Europea y así paliar los efectos del embargo.
Sin embargo, las ayudas de apoyo desde Bruselas fueron insuficientes hacia los productos perjudicados "por un problema ajeno al sector primario", critican desde de la organización. Por un lado, "no destinó unas compensaciones económicas que permitieran paliar las pérdidas ocasionadas, pues apenas cubrieron el 40% de los costes de producción e, incluso, dejaron fuera a cultivos como el melón, la sandía, la berenjena, la lechuga o el caqui", que acabó incluyéndose en el reglamento comunitario tras las quejas de AVA-Asaja.
Por otro, la asociación denuncia que la UE tampoco haya abierto desde 2014 otros mercados alternativos que puedan absorber las 230.000 toneladas anuales de frutas y hortalizas que España enviaba a Rusia. Aguado advierte de que los problemas de comercialización "se agudizaron en toda Europa porque la parte que dejábamos de remitir a Rusia, mayoritariamente de segunda calidad, acababa congestionando los mercados comunitarios y reduciendo los precios en origen. Además, durante este tiempo Rusia ha ido fortaleciendo su propio sector agrario y países terceros competidores nuestros (como Egipto, Turquía y Marruecos) nos han sustituido de manera que será muy difícil recuperar dicho mercado en el futuro".
Los cítricos, el sector más castigado
Con 240 millones de pérdidas, según sus estimaciones, los cítricos son el cultivo de la Comunidad Valenciana "más castigado". Mientras el sector citrícola valenciano y español ha ido sufriendo un descenso de la demanda en los mercados internacionales, países terceros que pueden llevar sus cítricos a Rusia "han aumentado sus plantaciones y también han aprovechado los acuerdos comerciales con la UE para ganar cuota de mercado en Europa".
El caqui es otra producción valenciana "especialmente perjudicada" por el cierre del mercado ruso, al acumular 110 millones de pérdidas. Hasta 2014 esta alternativa de cultivo mantuvo una rentabilidad sólida "gracias en buena parte a la entrada en escena del emergente mercado ruso que, a diferencia del centro y norte de Europa, daba preferencia a partidas de segundo calibre".
A raíz del bloqueo comercial, las cotizaciones a pie de campo se hundieron más del 40%, hasta tal punto de que se situaron por debajo de los costes de producción. Esta falta de rentabilidad ha provocado que la superficie dedicada al caqui haya dejado de crecer en los últimos años para iniciar un retroceso, exponen desde la entidad.
La gran mayoría de las frutas de hueso y las hortalizas producidas en el campo valenciano también encontraron "saturaciones puntuales" de oferta en los mercados mayoristas europeos ante la prohibición rusa, ocasionando unos 25 y 15 millones de pérdidas respectivamente. Es el caso de los precios de melocotones, nectarinas y paraguayos se desplomaron a la mitad nada más conocerse las primeras cancelaciones a Rusia, señala AVA. La caída de cotizaciones en algunas frutas y hortalizas valencianas alcanzó el 25% en comparación con el periodo anterior a la crisis.
Sector porcino
Por último, la ganadería valenciana ha padecido 10 millones de pérdidas, sobre todo al inicio del veto, porque el exceso de oferta de carne de cerdo en el mercado europeo, al no poder exportar a Rusia, no solo ocasionó el brusco hundimiento de los precios, sino que además desató ataques de ganaderos franceses contra camiones que transportaban porcino español y de otras procedencias. Posteriormente, el sector porcino pudo reconducir sus exportaciones a China, donde ha conseguido "una cierta estabilidad en términos de rentabilidad".
Sin embargo, actualmente existe "preocupación" por la investigación que ha abierto Pekín como respuesta a los aranceles impuestos por la UE en el sector automovilístico. "Espero que no estemos ante otra guerra arancelaria en la que siempre sale perdiendo el sector agrario europeo. Bruselas no puede seguir sacrificado a sus agricultores y ganaderos, porque pone en peligro un motor clave en la economía rural, la autosuficiencia alimentaria y la preservación del territorio", asegura Aguado.


