
Una de las gatas más longevas del mundo ha fallecido esta semana, a los 33 años, tal y como confirmaba el medio The New York Post. Se trata de Rosie, una felina que vivía con su dueña en Norwich, Inglaterra.
Su historia se remonta a los años 90 cuando una protectora de animales ofreció a Lila Brissett la posibilidad de quedarse con un pequeño gato que había llegado a sus instalaciones ya que sus dueños tuvieron que darla en adopción porque su hija tenía alergia a los gatos. Lila, que ya había rescatado a un gato que sufrió maltratos y un perro callejero, no lo dudó ni un instante y la acogió en su pequeño hogar.
"Rosie es todo un personaje"
Lila disfrutó de ella durante más de 30 años. Hace unos meses en varias entrevistas a los medios, explicaba que Rosie "Es todo un personaje. Duerme junto a la ventana todo el día". "Lo único que hace es comer, dormir, usar la bandeja sanitaria y repetir. A menudo tengo que comprobar si todavía está viva y respira. Me preocupa el día en que cruce el arcoíris. Ella dejará un gran vacío en mí"
Así ha sido, Lila, que ahora tiene 73 años, estuvo con ella hasta sus últimos días dándole todo su cariño para que Rosie se fuera feliz y acompañada, y tras varios días de duelo, expresó su profundo dolor por la pérdida al Norwich Evening News: "La echo mucho de menos. Ella no estaba muy bien y un día simplemente entró al pasillo de casa, se acostó y falleció. Aunque tengo muchos buenos recuerdos y estoy feliz de haber pasado tanto tiempo juntas"
Guinness World Records
En el año 2022, Guinness World Records se puso en contacto con Lila para que postulase a su mascota al título oficial del gato más longevo del mundo, pero finalmente, no inscribió a la gata.
Actualmente el reconocimiento lo ostenta Creme Puff de Austin, Texas, que nació el 3 de agosto de 1967 y vivió hasta el 6 de agosto de 2005, con lo que vivió 38 años y tres días.
