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El Gobierno pone firme a Mafo: los bancos son culpables del desempleo

Al Gobierno no le gusta que el Banco de España le lea la cartilla. Fernández Ordóñez exige a Corbacho celeridad en la aprobación de la reforma laboral, para evitar una gran crisis financiera en España, pero Economía se lava las manos y culpa a la banca de sus excesos.

Al Gobierno no le gusta que el Banco de España le lea la cartilla.  Fernández Ordóñez exige a Corbacho celeridad en la aprobación de la  reforma laboral, para evitar una gran crisis financiera en España, pero  Economía se lava las manos y culpa a la banca de sus excesos.

A los miembros del Gobierno nunca les ha hecho mucha gracia que entidades que se suponen independientes cuestionen su política económica; y menos cuando se trata del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que tiene carnet del PSOE y que ha sido secretario de Estado durante la primera legislatura del Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

Cuando todavía está caliente el enfrentamiento por la reforma de las pensiones entre el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y el gobernador del Banco de España; una nueva vía de discusión se abre respecto a la reforma laboral. No es la primera vez, el supervisor del sistema financiero lleva meses reclamando que se realicen modificaciones estructurales en la normativa laboral para flexibilizar el mercado. Eso sí, esperó a que el PSOE ganara las elecciones en 2008 para salir a la palestra.

Fernández Ordóñez reclamó el pasado martes al Gobierno que se de prisa en aprobar una reforma de calado que reduzca el poder sindical en materia de negociación colectiva, que cree nuevas fórmulas de contratación con una menor indemnización por despido y que ligue los salarios a la productividad. Corbacho no acepta ninguna de estas propuestas porque sus compromisos con CCOO y UGT son más importantes que los 4,6 millones de parados que hay en España.

El gobernador puso el dedo en la llaga al solicitar al Gobierno que realice su reforma “pronto” (aunque se quede corta) pide que se haga "pronto", ya que el “paro masivo” es el mayor riesgo para el sistema financiero. En esta nueva batalla, el adversario no es Corbacho, sino el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, que, con mucha más elegancia que el ministro de Trabajo da la vuelta al argumento del gobernador: es el sistema financiero el que debe reestructurarse para que el crédito vuelva a fluir a familias y empresas.

Durante su intervención en el XVII Encuentro del Sector Financiero organizado por ABC, Deloitte y Sociedad de Tasación, Campa, indicó este miércoles que la reestructuración financiera es un proceso necesario "y en algunos casos doloroso" que hay que afrontar para que las entidades se fortalezcan, canalicen el crédito hacia actividades productivas ajenas a las construcción y contribuyan así a la creación de empleo.

A su juicio, todo el sector debe afrontar el proceso de reordenación "como un objetivo claro" que ayude a las entidades financieras a llevar a cabo su principal tarea, la de canalizar el ahorro a la inversión.

 "Es imprescindible recobrar el buen funcionamiento del sistema financiero, no porque esto sea un objetivo en sí mismo, si no con el objetivo de retomar su labor en la economía, que es la de canalizar el crédito a las familias y a las empresas, para que la actividad retome el ritmo necesario para que empiece a generar empleo, el principal objetivo del Gobierno", dijo, según informa Europa Press.

Además, prometió que "los errores y abusos del pasado no van a volver a ocurrir", señaló, una línea argumental que sostienen aquellos que ocultan el origen de la crisis financiera. Lejos de ser un mercado libre, el sector es un oligopolio controlado por los Estados a través de la Banca Central y supervisado por personas nombradas por políticos. El sector público y los bancos trabajan juntos, aunque no lo diga Campa.

Sobre el estado actual de la economía española, Campa admitió que el principal problema de España es el galopante desempleo, que le han llevado a duplicar la tasa de desempleo media de la Unión Europea y a destruir el 96% de los puestos de trabajo que se han destruido en los siete grandes países de la región (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Portugal o Polonia).

"El principal problema del Gobierno es el paro. En términos de PIB, la caída de la economía española no ha sido dramática, pero en términos de empleo, sí", dijo el secretario de Estado. "Si el paro es el problema, la solución debe ser encontrar una nueva senda de crecimiento económico", añadió.

El secretario de Estado de Economía explicó que bancos y cajas de ahorros deben reconducir el ahorro a la inversión a través de la concesión de crédito hacia otros sectores productivos al margen del sector inmobiliario, para reducir el apalancamiento en el ladrillo, así como buscar vías alternativas de financiación.

Esto presenta "dos desafíos" para las entidades financieras, "hacer llegar el crédito a "empresas nuevas y empresas ya establecidas", si bien matizó que el objetivo no es financiar a todas las compañías, sino a las que presenten buenos e innovadores proyectos que contribuyan a aligerar el peso de la construcción en el PIB.

No obstante, Campa incidió en que además de los esfuerzos a escala nacional es fundamental que se recupere la confianza en el sistema financiero internacional, para lo que hay que convencer a los agentes económicos de que los errores y abusos del pasado no volverán a ocurrir.

"Los gobiernos deben articular un marco adecuado para el funcionamiento del sector financiero, pero las empresas y los directivos también deben comprometerse con estos objetivos", defendió Campa, para quien la transparencia y la eficiencia del sector financiero español son bazas a su favor en el actual escenario de dificultades. "La creación de empleo depende en gran medida de ello", aseveró.

finalmente, según el "número dos" de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) está "totalmente preparado" para servir de marco a la reestructuración del sector, que en la actualidad se encuentra en pleno desarrollo, tras la autorización de tres fusiones, las dos de las cajas catalanas y las de Caja Duero y Caja España.

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