
Los bancos centrales son los prestamistas de última instancia de las entidades financieras, es decir, que sirven a bancos y cajas de ahorros para salvar los muebles cuando han metido la pata en la concesión de créditos y para garantizar que haya dinero disponible siempre que los clientes sacan fondos de sus depósitos a la vista. Los organismos monetarios son los que evitan la quiebra de las entidades menos responsables.
En Europa el BCE tiene otra misión adicional a las anteriormente descritas: controlar la subida de los precios (inflación) mediante la fijación de los tipos de interés. Según la teoría monetaria -que no siempre acierta- a menores tipos de interés más inflación y viceversa. Hasta la llegada de la crisis financiera el BCE se limitaba a estos dos objetivos: guardar la espalda a la banca y fijar los tipos de interés.
Y lo que bajo ningún concepto podía hacer es comprar deuda de países en apuros, ya que esta aberración (que se denomina monetización) tiene efectos perversos, por mucho que al banco central de EEUU (la Reserva Federal) le encante hacerlo a las primeras de cambio.
Sin embargo, con la llegada de los problemas de deuda en Europa, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, ha decidido saltarse los principios fundacionales del organismo monetario y se ha lanzado a comprar bonos de Portugal, España, Grecia e Irlanda para evitar que estas economías se despeñen llevándose por delante a toda la unión monetaria.
El Tratado de Maastricht prohíbe expresamente que el BCE compre deuda pública de los países socios. De hecho, el Bundesbank (banco central alemán) también prohibía en sus estatutos esta opción antes de incorporarse a la Unión Monetaria. Pese a ello, tanto el Tratado de la UE como la Constitución germana tampoco contemplan la posibilidad de rescatar países (financiar a otro país con dinero de los contribuyentes) y, sin embargo, se ha hecho con Grecia e Irlanda sin que a nadie se le caigan los anillos.
Ayer, cuando los bonos lusos se pagaban al 7,1% lanzó el rumor de que el BCE estaba comprando deuda portuguesa y detuvo el impacto, aunque sólo consiguió reducir dos décimas –al 6,99%- el interés de los bonos a diez años que sirven al país vecino para financiar su gasto público.
En España, el interés de este tipo de bonos también se disparó a niveles nunca conocidos desde la entrada en el euro, con una tasa del 5,54%. Todos los analistas dan por hecho que Portugal deberá pedir oficialmente ser rescatado, mientras que España deberá llegar a un pacto con Alemania para no suspender pagos. Y es que no hay suficiente dinero en la UE para salvar a nuestro país sin llevarse a nadie más por delante.
La prensa económica centra hoy la actualidad informativa sobre estas cuestiones y muestra su preocupación por cómo ha comenzado el año. Cinco Días dice que "el BCE logra una tregua en el castigo de los mercados a Portugal y España" y admite con satisfacción que "los rumores de compras del banco central relajan la tensión de la deuda".
Es la tesis del Gobierno: es bueno que el BCE compre bonos; lo que demuestra la falta de conocimientos económicos de los socialistas, o bien su mala fe. Además, el diario de Prisa destaca un dato que avanzaba un servidor ayer: "la banca española suma 60.000 millones en activos portugueses".
Por su parte, El Economista destaca que "las elecciones portuguesas del dia 23 posponen su rescate". El diario considera que el Gobierno luso esperará a que pasen los comicios presidenciales para tomar una decisión sobre la petición de ayuda oficial a la UE y al FMI.
Aunque de momento todo son conjeturas se está hablando ya de cifras: la economía portuguesa necesitaría entre 50.000 y 100.000 millones de euros. Además, el periódico indica que "el BCE compra deuda, pero no evita que las tensiones se extiendan a Bélgica".
Finalmente, Expansión enfoca la cuestión desde otra perspectiva: "la crisis de Portugal pone en duda la emisión de la deuda eléctrica española: la banca lucha por captar el interés del inversor pese al temor del rescate luso". Varias páginas después dedica un artículo a explicar cómo "el BCE da oxígeno a los mercados con la compra de deuda de Portugal, Grecia e Irlanda".
El periódico de Unidad Editorial también anuncia que Artur Mas seguirá los pasos de Montilla y "lanzará una emisión de bonos de 2.200 millones de euros" para conseguir dinero para las arcas públicas catalanas que el PSC ha dejado vacías y con un agujero de más de 7.000 millones de euros.
Por cierto, no se si tuvieron el placer de ver y/o escuchar al presidente del Gobierno en la entrevista concedida a Antena 3. Zapatero aseguró que Portugal saldrá de la crisis sin necesidad de ser rescatado porque "tiene fortaleza". Es lo que le faltaba al país vecino: si lo niega el inquilino de La Moncloa es que va a ocurrir seguro. Cuando habla Zapatero, sube el pan.