Menú
Amando de Miguel

El decretazo

El imponente Diccionario del español actual, de Manuel Seco y colaboradores, no recoge “decretazo”, palabra que está de moda estos días. Un famoso decretazo sobre cierto reglamento laboral ha sido el pretexto para que se organice una sonora huelga general. Al comentar el suceso, la prosa despierta de Jaime Campmany registra el antecedente. “Me parece que la moda del uso del aumentativo para designar acontecimientos políticos empezó con el gironazo” (“El decretazo”, ABC, 26-V-2002)“. Tiene razón el maestro. De la época franquista recuerdo esta portada de Pueblo a todas las columnas: “Mazazo Carrero”. Lo que no recuerdo es qué propuesta sería la del almirante Carrero para que mereciera ese vistoso titular. Algún otro aumentativo con la misma desinencia en –azo guarda la tradición política. Por ejemplo, “cuartelazo” (que sí recoge el Diccionario de Seco y el de la Real Academia Española). Es una versión burda del pronunciamiento. Quizá nos venga de la tradición iberoamericana. Pero, en cambio, pucherazo (trampa electoral) bien autóctona que es, y ahora también pelotazo (negocio súbito a la sombra del poder). Es evidente que, en todos esos casos, el aumentativo añade un matiz de crítica e ironía. Así, pues, el decretazo es el decreto ley que no gusta, hasta el punto de que sirve como pretexto para desencadenar una huelga general.

0
comentarios