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Amando de Miguel

Explicación

Me llaman muchos lectores con el comentario doliente sobre los hachazos que recibe la lengua común en los escritos que se publican. Me invitan a que muestre yo aquí algunos de esos errores, erratas y dislates. La idea es que la picota digital pueda servir de disuasión para ulteriores tentaciones de machacar el idioma que nos une. Es nuestro capital invisible y no es cuestión de dilapidarlo. Así que agradezco las sugerencias que puedan enviarme los lectores para esta nueva seccioncilla que hoy inauguro. Se propone instruir deleitando. No interesan tanto las divertidas erratas mecánicas como los errores de forma y contenido. Unas veces tendrán dueño conocido y otras serán mostrencas. Este museo abrirá sus salas en días alternos. Entre medias iré recolectando las muestras dignas de ser expuestas a la curiosidad del público. Espero que los lectores me echen una mano en el trabajo de campo. Debo advertir que el propósito central de este museíllo no es el de reconvenir lo que pueda resultar censurable. Eso se hará cuando convenga, pero el asunto primordial es el de disfrutar con las piezas aquí encontradas y clasificadas. No es razonable pensar que, si una palabra no está en el Diccionario oficial, no está en el mundo. Es más, el uso bien fundado sirve a veces para corregir el Diccionario.

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