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Amando de Miguel

La vieja ilusión del progreso

El diccionario oficial nos dice que progresar es tanto como avanzar o mejorar. No estoy conforme. Bien está que progresar sea ir hacia delante, avanzar, pero ese adelanto puede ser para peor. Una persona ciega camino de un barranco lo mejor que puede hacer es pararse y dar la media vuelta. En la vida sucede muchas veces que los avances son para empeorar. Se dice que el impuesto sobre la renta es progresivo porque, a más renta, más impuesto. Siguiendo esa lógica, sería todavía más progresivo (y no digamos progresista) que los ricos pagaran todavía más y los pobres, nada. Así ¿hasta cuándo? A mi modo de ver el impuesto progresivo sobre la renta es regresivo, al menos tal como está montado. Luego su eliminación sería lo realmente progresivo. Nadie en su sano juicio sostendría que el señor Madrazo es progresista, como no lo es todo lo que apoye al terrorismo. Hay mil ejemplos más de la política cotidiana. Da la impresión de que uno a sí mismo se define como progresista, en cuyo caso todas sus opiniones tienden a mejorar la vida de sus compatriotas. No es así. Uno puede ser todo lo progresista que quiera, pero sus ideas pueden llevar a empeorar las relaciones sociales.


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