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Amando de Miguel

Motes, apodos y alias

Algunos motes más conocidos: "el Metralla" y "el Escopeta". Por cierto, en los años sesenta un hijo del Metralla se casó con la hija de un Escopeta y pusieron un bar. Todo el pueblo llamó al bar "el Vietnam". Todavía hoy el bar se llama así.

José María Navia-Osorio se apunta a los que recuerdan nombres de personas conocidos con nombres llamativos. Por ejemplo, el de una compañera de colegio de sus hijos llamada Xana Foyo Feliz. Un colega de don José María llevaba el nombre de Armando Paredes, por lo que mereció el apodo de Albañil. Conocidos del facundo corresponsal son Adosinda, Restituta y Tamy (femenino). Cuenta don José María una historia, tenida por incierta pero divertida. "Un señor, un poco bruto, tuvo dos hijos y los llamó Anrique y Arnesto. Al tercer hijo lo llamó Elfonso con el argumento de que no quería que el nombre de todos sus hijos empezara por A". Don José María tampoco cree que sea verosímil la historia de Dolores Fuertes de Barriga o de Dolores Fuertes de Cabeza. Sin embargo, hay libertarios que certifican su autenticidad.

A. Cuesta me envía una estupenda crónica sobre los motes. Se refiere a los bajos fondos en el Madrid de los años cuarenta. Un delincuente era conocido como "el Cachiporro", por su herramienta de trabajo. Estaba también "el Laílla", por las ladillas que incorporaba a su cuerpo. "El Mellado" era un carterista famoso, que así se llamaba por vivir en la calle Andrés Mellado. Se añadía "el Gombilla", porque, de niño, contestó a un acertijo en el que se buscaba una palabra que empezaba por G: ¡Gombilla! Para terminar, un sucedido que aporta nuestro comunicante. Se refiere a un guardia civil que fue destinado como comandante de un puesto en un pueblo. El alcalde hizo las presentaciones a las fuerzas vivas del pueblo. El veterinario hizo notar al recién llegado que en ese pueblo a todo el mundo le ponían un mote a propósito de cualquier metedura de pata. El guardia civil argumentó que él se iba a librar de esa mala costumbre y dijo: "Ya tomaré yo mis precauciones". Pues bien, a partir de entonces el pueblo lo conoció como "el sargento Precauciones".

Mª Paz Velázquez aporta algunos nombres de gente conocida: Sandalio, Epifanio, Servando. En su pueblo, "cuando hay elecciones municipales, al lado de los nombres y apellidos de los candidatos ponen el mote, porque si no, nadie los conoce". Algunos motes más conocidos: "el Metralla" y "el Escopeta". Por cierto, en los años sesenta un hijo del Metralla se casó con la hija de un Escopeta y pusieron un bar. Todo el pueblo llamó al bar "el Vietnam". Todavía hoy el bar se llama así.

Alberto Rodríguez alude a lo divertido que es el apodo de Melenas para una persona llamada César, puesto que "César" era ya un apodo romano que significaba "melenudo". En efecto, la voz latinacaesariessignifica "cabellera", pero es dudoso que ese sea el apelativo de "César". Tampoco es muy cierta la versión de que César venía decaesura, corte, de donde proviene la operación de cesárea. Me inclino por la coincidencia de que un mismo sonido u otros parecidos se repite en distintos idiomas para indicar al que manda: césar, zar, ciro, sha, kan, king, káiser, cide, comes, conde, cámelot, caudillo, sir, senior, señor, etc. Así,Césarera simplemente un apodo de un clan familiar poderoso. Con el tiempo, el apodo se transformó en un símbolo imperial. La profecía se cumplió a sí misma como tantas veces ocurre. No hay azar sino destino.

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