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Borja Gracia

Cobardes

“Aznar asesino,” “Iraq invadida por asesinos y en Madrid mueren obreros,” “PP = Terrorismo,” “Aznar cobarde tu eres el culpable,” “Vosotros fascistas sois los terroristas,” “Gracias Aznar por la guerra de Iraq, consecuencia: 200 muertos.” Estos y otros gritos acusando al gobierno de mentir y pidiendo la ‘verdad’ se podían oír y leer en las ‘pacíficas’ y ‘espontáneas’ manifestaciones frente a diferentes sedes del PP que se han producido en el día de reflexión y que me llevan, sin conocer los resultados electorales, a estas reflexiones. Son dos los argumentos, uno, que el gobierno miente imputando a ETA la autoría con fines electorales. Otro, que los atentados son consecuencia de la participación española en la guerra de Iraq y que sin ésta se podían haber evitado.
 
Dedicaré un solo párrafo a la primera acusación, ya que por repetida no deja de ser menos falsa. Basta recordar que fue el Ministro Acebes el que informó de una nueva línea de investigación tras el hallazgo de nuevas pistas antes de comunicado o filtración alguna. A partir de entonces tomó forma la posibilidad del fundamentalismo islámico. Es por tanto el propio ministro el que anunciaba esa posibilidad el día de los atentados y no pasaban ni sesenta horas cuando se producían y anunciaban las primeras detenciones que no favorecerían las tesis manipuladoras del gobierno. Los que acusan de manipular, muchos de ellos siniestramente necesitados de que no sea ETA el causante de los atentados, ‘informaban’ de la participación en los mismos de, al menos, un terrorista suicida. Son ellos los que acusaban al gobierno de manipular y mentir por centrar inicialmente la investigación en ETA. Para estos acusadores no resultaba verosímil pensar que un atentado en Madrid esencialmente idéntico a uno frustrado hace un par de meses en la estación de Atocha tuviera los mismos autores, los que llevan matando en España muchos años, ETA. Obviemos también que fueron Ibarrtexe y Carod-Rovira los que creyeron a ETA autora del atentado con mayor vehemencia en esos momentos, y que a ninguno de ellos ese hecho le hacía cambiar el rumbo político. El gobierno no nos manipuló, todo pensamos inicialmente, y como es lógico, en ETA. Los que manipularon en ese momento con noticias falsas, como la del suicida, fueron los que necesitaban y deseaban que no fuera ETA.
 
La segunda de las acusaciones es más grave. Existe un debate legítimo sobre la guerra de Iraq, con argumentos tanto a favor como en contra. No es legítimo el centrar ese debate en acusaciones falsas de manipulación, mentira y conspiración. En definitiva, la deslegitimación permanente del adversario que hicieron algunos de los que se oponían a la guerra de Iraq no es aceptable (más aún si al que se trataba de deslegitimar era a un gobierno elegido con más de diez millones de votos). En Inglaterra ha quedado demostrado por el juez Hutton que la gran falsedad no fueron los argumentos que el gobierno británico usó para apoyar la guerra, sino las acusaciones de falsedad que desde distintos medios se hicieron. La BBC mintió para poder acusar al gobierno de mentir. Esto no forma parte del debate legítimo que debería existir en países democráticos.
 
Sí forma parte del debate legítimo sobre la guerra de Iraq el argumento de que por encima de cualquier otra razón, España no debía haber apoyado la guerra para evitar ser objetivo del terrorismo islámico. No por cobarde, y es mezquinamente cobarde, deja de ser legítimo. Algunos de los que mantienen esta posición son los que acusan ahora a Aznar, y por extensión a todos los que apoyamos la guerra, de asesinos. Cuando Jaime Mayor y José María Aznar implementaron una política de democrática intransigencia frente a ETA y sus cómplices en todos los ámbitos, eran conscientes de que la respuesta de ETA no sería sino la que fue, la que siempre es, el asesinato. Siguiendo esa dinámica tenebrosa, ambos son los asesinos de, entre otros, muchos concejales de su propio partido en el País Vasco que murieron en la ofensiva etarra. También son asesinos los policías que liberaron a José Antonio Ortega Lara, pues esa liberación produjo la respuesta de ETA en forma, de nuevo, del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Son asesinos también los que en periodo de ‘tregua’ terrorista detienen etarras en una clara provocación y son héroes de la paz los que, por el contrario, pedían ‘contraprestaciones políticas’ a los terroristas por la detención de etarras en Francia durante la penúltima ‘tregua’.
 
Si los que así argumentan fueran coherentes habrían llamado asesino a Aznar desde hace mucho tiempo por su política antiterrorista. Así lo hacen, implícitamente, los que definen el problema vasco como un conflicto entre dos partes, ambas en falta, que se solucionaría dialogando. Pero cuando hablan de ETA no pueden ser tan explícitos, porque la cercanía de ese terrorismo nos revelaría su cobardía sin disimulos. Si hay que tener contentos a los terroristas islámicos para que no nos asesinen ¿porqué hay que incomodar a los terroristas de ETA que nos asesinan igualmente? La coherencia debería llevarles a explicar las implicaciones de su cobardía en cuanto a lucha antiterrorista en España, frente a ETA, se refiere. No lo harán, como no llevarán nunca un cartel con ETA NO. Son mezquinos, pero, sobre todo, son muy cobardes.
 

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