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Carlos Semprún Maura

¿Papel mojado?

Si las dos recientes reformas (el paso del mandato presidencial de siete a cinco años y el cambio del calendario electoral, para situar primero las elecciones presidenciales y después las generales, en 2002) se deben, sin lugar a dudas, a Giscard d´Estaing --que actuó con inteligencia, tras haberlas aprobado Lionel Jospin y Jacques Chirac manifestado su oposición-- son presentadas ahora como iniciativas socialistas logradas. De la misma manera, puede decirse que las grandes maniobras actuales para lograr la unión de la oposición parten de una iniciativa de Dominique Baudis, alcalde de Tolosa y diputado UDF, quien escribió un texto-programa publicado en “Le Figaro”, que sirvió de base de discusión para los parlamentarios de la oposición.

Ocurre que Baudis ha decidido abandonar la política activa, para volver a sus primeros amores, o sea, el periodismo. Pero su idea ha cuajado. Edouard Balladur y Alain Juppé, por ejemplo, han insistido sobre el tema de la unión. El primero ha lanzado incluso, hace muy poco, un proyecto de fusión de los partidos de oposición. Dicho proyecto adolecía de dos defectos, era demasiado técnico, limitándose a propuestas concretas sobre la organización de la fusión, y sobre todo, sin programa, sin tener en cuenta las profundas divergencias que existen en el seno de la oposición, sobre problemas fundamentales.

Pero la iniciativa de Dominique Baudis ha tenido rápidos resultados. Un texto-programa que está publicando “Le Figaro”, y que ya ha obtenido la firma de más de 130 parlamentarios de la oposición (como las de E. Balladur, A. Juppe y otros líderes), llamando a la constitución de un movimiento de unión: “France Alternance”, mucho más flexible que la fusión, y con un serio programa de alternativa, redactado por tres representantes de los tres principales partidos de oposición: RPR, UDF, DL, que aborda prácticamente todos los temas esenciales --el papel del Estado, Europa, la economía, la seguridad social-- con un espíritu “liberal”, demasiado tímido para los verdaderos liberales, pero mucho más que la política actual socialista, que ya está teniendo sus repercusiones. Buena prueba de ello, a contrario, es que la prensa de izquierda (“Le Monde”, “Liberation”, la televisión estatal, etc), apenas si menciona esta iniciativa.

Nadie puede --ni quiere-- ocultar que, aunque todos los partidos de la oposición con sus más destacados líderes (salvo el RPF de Charles Pasqua, por ahora) apoyan la iniciativa, el beneficiario implícito, el candidato común a las próximas presidenciales sea Jacques Chirac, la sombra del Palacio del Elíseo está muy presente en todo este asunto. Aquí prima el tiempo, en poco más de un año es imposible que la oposición se ponga de acuerdo para presentar a otro candidato creíble. Desgraciadamente, diría yo, pero ésta es otra historia, diría Kipling. Lo cual no impide que los candidatos a la candidatura, Fracois Bayrou, UDF; Alain Madelin, DL; o Charles Pasqua, RPF; sólo quieran ver en estas iniciativas unitarias, una maniobra pro Chirac.

Hay dos alternativas: o las ambiciones personales y las contradicciones ideológicas (europeístas contra soberanistas, liberales contra jacobinos, etc), convierten estos proyectos de unión y su programa, en papel mojado; o la idea cunde y gana fuerza, y los partidos como la UDF (democristianos), o los seudoliberales de Democracia Liberal, se rompen, a favor de la unión. Si no hay unión, tendremos a Lionel Jospin de presidente para, sólo, cinco años, menos mal. Un país como Francia puede soportar un mal presidente durante cinco años, y puede incluso que aquello resulte ser una vacuna contra la socialburocracia para veinte...

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