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Carlos Semprún Maura

Primero de Mayo

Hace años que los sindicatos celebran por separado la fiesta de los trabajadores, que, más que fiesta, parece sepelio, con desfiles cada vez más escuálidos, y mítines pocos concurridos, y hace años que la prensa, y no sólo de izquierdas, lamenta la división de los sindicatos. El 1 de mayo de 2002 fue una excepción, debido al susto Le Pen del 21 de Abril, y se manifestó masivamente al grito de ¡No pasarán!. Con lo cual se demuestra que tanta gente no vive la realidad sino una realidad simbólica o virtual.
 
Los primeros de mayo, Marc Blondel, secretario de FO se las aprovechaba para ejercer de tribuno, pero se ha jubilado, y su sucesor, aunque cante, no se le oye. Este Blondel es sociológicamente interesante, porque formaba parte de esa corriente clandestina de trotskistas (“lambertistas”) y masones que han logrado copar cargos de responsabilidad en el PS, el más evidente siendo el de Lionel Jospin, pero son muchos más. Los trotskistas de la Liga Comunista Revolucionaria, basando toda su estrategia en la infiltración de organizaciones comunistas, y concretamente su sindicato CGT, sufrieron lógicamente la decadencia del comunismo en Francia, mientras que la tendencia clandestina “lambertista” y masónica apostando por el PS, llegó a tener hasta un Primer Ministro.
 
Menester es matizar que las cosas no son nunca tan sencillas, porque, pese a todo, la CGT comunista, pero con guantes, sigue siendo el primer sindicato francés, seguido, muy de cerca, por el CFDT, FO llegando en tercera posición, pese a ser el sindicato de los funcionarios, y los funcionarios siendo la principal fuerza de oposición a las reformas. Reformas, por otra parte congeladas.
 
Se mire como se mire, todos los sindicatos reunidos sólo representan el 9% de los asalariados, y sin las subvenciones estatales serían aún menos. Pero, claro, este Primero de Mayo es diferente, es histórico, y supera con creces los miserables intríngulis sindicales. Este Primero de Mayo es europeo, se celebra la entrada en la UE de diez nuevos miembros. Está visto que este magno acontecimiento ha sido celebrado muchísimo más en Polonia, Hungría, los países bálticos, que en Francia, en donde, aparte de los discursos oficiales, la ampliación de la UE ha sido acogida con indiferencia, recelo, temor y hasta franca oposición.
 
Los campesinos bretones ya han manifestado violentamente en contra de la ampliación, porque Polonia compite de forma “desleal” en el sector del coliflor. No es ninguna broma. Luego vendrá la carne porcina y algunos cosas más. Además de los soberanistas, una minoría vociferante del PS está en contra, y todos exigen un referéndum antes de que se aprueba la constitución europea.
 
En su conferencia de prensa de la semana pasada, el Presidente Chirac, conversó durante hora y media con los periodistas y no dijo nada. A dos preguntas concretas e importantes: ¿habrá referéndum para aprobar o rechazar la Constitución? Y ¿Turquía formará parte o no de la UE? Chirac eludió. La ley nos permite el referéndum, pero también un voto en el Parlamento. Se verá más adelante. Turquía desde luego es candidata a la UE desde hace tiempo, hay que tenerlo en cuenta, pero por ahora ¡ni hablar!. A eso se le llama escurrir el bulto ¿no?
 
En mi próxima carta trataré del racismo en Francia, y sus nuevas manifestaciones.

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