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Emilio J. González

Soy un irresponsable

Zapatero es un irresponsable por negarse a aceptar la realidad y, en consecuencia, tomar las medidas pertinentes. Es un irresponsable porque durante todo 2007 hizo como el avestruz, meter la cabeza en el agujero, para no ver las cosas como eran.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acaba de tildar de "irresponsables" a quienes critican las cifras y la situación económica. Desde esta perspectiva, por tanto, yo, que tantas veces desde esta tribuna he manifestado mi desacuerdo con los mensajes y las interpretaciones oficiales de la realidad económica de nuestro país, soy, desde luego, un irresponsable. Y lo digo con orgullo.

Una verdadera democracia, un régimen de libertades políticas, es un juego de equilibrios en el que unos ejercen la labor de Gobierno, otros la de oposición desde la tribuna parlamentaria y otros más analizamos las políticas del Ejecutivo desde los medios de comunicación y transmitimos nuestras opiniones, siempre fundadas, a los lectores. Los medios de comunicación son el cuarto poder porque desde ellos se hace llegar a la ciudadanía lo que los políticos callan y a estos lo que piensan los ciudadanos. Desde este papel, por tanto, es lógico que critique las políticas económicas del Gobierno porque es necesario, de cara a las próximas elecciones, que los ciudadanos tengan una opinión formada y realista acerca de lo que ha hecho Zapatero en materia de economía, acerca de sus aciertos, que alguno habrá, y de sus errores. Esto es algo básico para la libertad.

Desde esta perspectiva, Zapatero debería abstenerse de realizar declaraciones como la que acaba de hacer. No es culpa de los críticos con sus políticas que, en vísperas de las elecciones generales, al presidente del Gobierno se le haya roto el cántaro económico antes de llegar al mercado, como a la lechera. Es culpa suya porque nos hemos pasado toda la legislatura sin política económica, en el mejor de los casos, pensando que la economía aguantaría cuatro años cuando, desde el principio de la legislatura, fueron muchas las voces que advirtieron al Ejecutivo de que las medidas tomadas por el anterior Gobierno del PP habían agotado ya sus efectos. Ese pecado es de Zapatero, no de quienes denunciamos que las cosas no están, ni mucho menos, como dice el presidente.

Las legítimas denuncias sobre la situación económica, además, no influyen sobre el desplome de las expectativas de los consumidores y las empresas. Los ciudadanos ya saben muy bien que las cosas no marchan como debían cuando no llegan a fin de mes a causa de la subida de los tipos de interés y los precios del petróleo y los alimentos; cuando, por primera vez en muchos años, los españoles se enfrentan nuevamente a la posibilidad de quedarse sin trabajo y, por supuesto, a la perspectiva de empeorar su nivel de vida. Las empresas, igualmente, perciben en sus ventas y en sus cuentas de resultados que la fiesta se ha acabado.

El Gobierno trata de justificarse envolviéndose en la bandera de la crisis internacional que, según Zapatero, ahora resulta que sí afecta a España cuando antes decía lo contrario. Pero el problema de fondo de nuestra economía no es la crisis. Esta lo que provoca es que llueva sobre mojado porque el verdadero mal ya se había gestado dentro de nuestro país. Lo que hacemos los columnistas es explicar al ciudadano que sus problemas se derivan de que el Gobierno no ha hecho nada, porque éstos ya saben con creces que las cosas no están bien. Y por eso se nos llama irresponsables.

Aquí, el único irresponsable es el señor Zapatero. Es un irresponsable por negarse a aceptar la realidad y, en consecuencia, tomar las medidas pertinentes. Es un irresponsable porque durante todo 2007 hizo como el avestruz, meter la cabeza en el agujero, para no ver las cosas como eran. Prestó oídos sordos a cuantos dentro y fuera del Gobierno le advirtieron de que la situación pintaba cada vez más oscura y en vez de escucharles se embarcó en una política de promesas electoralistas con cargo a los presupuestos que van a contribuir notablemente a empeorar la situación económica si se llevan a la práctica después del 9 de marzo. Señor Zapatero, aquí el irresponsable es usted, pero si insiste en etiquetar de esta forma a quienes discrepamos de sus políticas y su visión de país de las maravillas, le aseguro que llevaré con orgullo esa etiqueta. Es más, estoy pensando en encargarme unas pegatinas que recen "soy un irresponsable".

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