Poco le ha durado a Boris Izaguirre su vuelo sin Sardá. El domingo será el último día de “El anfitrión”, el soso programa en el que el venezolano quería sentirse él mismo. Tele 5 no se anda con rodeos y, a la cuarta entrega, le ha echado el cerrojo a una casa en la que la audiencia se resistía a entrar.
A Boris, la estrella televisiva que alcanzó su momento fulgurante la temporada pasada, le ha ocurrido lo mismo que a su adorada Isabel Preysler, pero por razones diferentes. A la imagen de Isabel quisieron darle movimiento y no había quién se la creyera. Izaguirre -por su cuenta y la de Bosé- soñaba con estar medio quieto y recibir en casa en plan fino. Pero el público ha decidido que este Boris no le interesa.
Han hecho bien en eliminar “El anfitrión”, porque mantener esa casa abierta no le reportaba ningún beneficio. Teniendo que ser bueno y además culto, el venezolano perdía ese punto de locura que derrocha en las “Crónicas marcianas” y que, al parecer, es la clave de su éxito. Los telespectadores se lo han dicho a las claras: no nos gusta tu casa.
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