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Encarna Jiménez

El cuento del 68

“Cuéntame” es la serie de éxito de la temporada. Hasta el punto de que TVE acaba de poner a la venta un disco con su banda sonora. Agarrada al clavo histórico de 1968, ha estirado el año hasta el punto de poner en pantalla todo lo que significó cambio de entonces y nostalgia de hoy. Cuando cinco millones de telespectadores siguen las andanzas de la familia Alcántara, en un momento en el que las series de producción propia ya no son el “boom” de “Médico de familia” o “Farmacia de guardia”, es que ha funcionado la fórmula puesta en marcha por la productora Ganga, el director, Agustín Crespi, y el guionista Eduardo Ladrón de Guevara.

A la serie le caben muchas cosas que marcaron la transformación de la vida de una gran parte de los españoles: canciones, coches, secadores de pelo, transistores, tebeos de “El Jabato”, trenkas, relojes de cuerda, anuncios de Ricard, fregonas y toda una panoplia de objetos que caracterizaron una época de aumento espectacular del consumo. No hay plano en “Cuéntame” en el que no se destaque algún detalle, desde el sofá al cabezal de una cama o un tocadiscos, que no esté colocado para que lo veamos como una reliquia de aquellos años.

Gracias a estos elementos, que funcionan como los adelantos trogloditas en “Los Picapiedra”, y una madre hacendosa que cose en casa y es tan pizpireta como Wilma, el telespectador puede enganchar los recuerdos. Como es una serie positiva, el blanco y negro del 68 en España se convierte en color visto desde hoy. El probo trabajador y padre de familia es demócrata con las huelgas y conductor ilusionado en el capítulo dedicado a los coches de entonces. El hijo universitario se emociona con Paco Ibáñez, la hija vibra con las nuevas discotecas y el infante y narrador con la “Operación Plus Ultra”. La España de la autarquía se presenta en clave simpática con la abuela, María Galiana, el cura, Fernando Fernán Gómez, y el quiosquero, Tony Leblanc, y todos son arropados con la canción de “Fórmula V” en versión exitosa de Ana Belén e hijo. Si a ello añadimos una decente realización con utilización de documentos de TVE y NO-DO, ya tenemos los ingredientes básicos para contarnos un cuento amable sobre aquella época. Sólo faltaba el disco con canciones que van de Aute a Julio Iglesias pasando por “Los Bravos” y “Juan y Junior” para acabar de decorar el sueño del cambio de una época que, al parecer, nos gusta ver sin tinieblas.

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