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Encarna Jiménez

Evas y hermanos

El personal seleccionado en “Gran Hermano” está dando de sí tan poco que los animadores del cotarro, entre los que destaca Javier Sardá con sus “Crónicas marcianas”, tienen que alimentar el monstruo con la ayuda de cualquier versión extranjera que suministre unos minutos de picante. Esta semana han tenido que echar mano de la versión portuguesa del programa de Endemol para que el público español se entretuviera con los manejos en la cama de un robusto ciudadano del país vecino y su compañera de cama. La multinacional, que está dando un pelotazo en Francia con una adaptación que ronda la ilegalidad por el carácter draconiano de los contratos suscritos con los participantes, está creando una red de “vídeos de primera” que va a dejar en pañales a las distribuidoras internacionales que se han dedicado a vender por todo el mundo las gracias en cinco idiomas, los animales simpáticos de nuestros antípodas y los tropiezos de los cinco continentes.

Pero, si ni con la ayuda exterior consiguen alimentar el morbo de un grupo aburrido a pesar de la Eva de Emilio, siempre tienen la posibilidad de acudir a la gran tajada de la Eva del Príncipe Felipe, que se ha convertido en el gran filón de los programas cotillas y ha hecho salir de las catacumbas a un personaje como el padre Apeles que está dispuesto a cobrar su sermón a costa de la Noruega. Javier Sardá puede hacer un intercambio con un montón de países gracias a las intervenciones de un señor disfrazado de cura que puede resultar un chocante reclamo más allá de nuestras fronteras.

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