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Fray Josepho

Los chiquitines

El verso bisílabo es el más chiquitín porque los monosílabos no existen. Cualquier verso de una sílaba, al estar necesariamente formado por una palabra aguda, tiene que computarse métricamente como bisílabo.

Hoy vamos a darles un repaso a los chiquitines de la métrica: a los versos tetrasílabos, trisílabos y bisílabos. Estos, igual que los niños, suelen ir acompañados de "adultos", o sea, de versos más largos, a los que dan contrapunto, para conseguir determinado efecto poético. Es el caso de los tetrasílabos que hacen de "pie quebrado" de las estrofas manriqueñas. Pero son raros los poemas o incluso las estrofas solo en tetrasílabos, excepto algunos ejemplos del Neoclasicismo o el Romanticismo. Es un verso ágil, sin duda, pero difícil, porque no permite palabras largas ni primores sintácticos. He aquí una octavilla en tetrasílabos:

Rubalcaba
la mentira
la transpira
cual sudor.
Sus verdades
habrán sido
un descuido
o un error.

Más difíciles aun son los trisílabos, de los que hay muy pocos ejemplos en estrofas sueltas, y tampoco demasiados como acompañantes ocasionales de otros versos, excepto en el caso de los ovillejos. Pero hoy me ha dado por escribir tres octavillas exclusivamente en trisílabos:

Borrasca
violenta,
tormenta,
tifón.
Mariano:
temible,
terrible
ciclón.

Exhibe
coraje
salvaje,
brutal.
¡Ya llega!
¡Ya viene!
¡No tiene
rival!

Alfredo
se rila.
Atila
llegó.
Celebra
su hazaña
España.
O no.

Evidentemente, en estos versos cortitos no hay distintas variedades según los acentos, porque no hay sitio material para poner en cada verso más que un acento, que es el obligatorio (en los tetrasílabos, en la 3ª sílaba; en los trisílabos, en la 2ª). Pero vamos con el más chiquitín de todos: el verso bisílabo. Es el más chiquitín porque los monosílabos no existen. Cualquier verso de una sílaba, al estar necesariamente formado por una palabra aguda, tiene que computarse métricamente como bisílabo, por la regla ya conocida. Igual que los trisílabos, se usan como auxiliares en los ovillejos, y hasta algún poeta romántico quiso ensayar estrofas en este verso mínimo, casi como juego. Así que también yo, para terminar, he escrito dos octavillas bisílabas:

Hasta un
tonto
pronto
ve
tu amplia
jeta,
Zeta
Pe.

Eres
romo,
plomo,
ruin,
falso,
huero,
cero...
Fin.

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