Si se te enfrenta Méndez, caso omiso.
Si se te opone Toxo, ningún caso.
Si lo hace Rubalcaba, efecto escaso.
Y al pobre Cayo Lara, lo preciso.
Si Mas te objeta, se te ve indeciso.
Si Urkullu, te acomodas a su paso.
Si habla Tardá, le atiendes, por si acaso.
Y a Bildu, igual, un poco más remiso.
Si te inquiere la prensa, pones plasma.
Si Rosa Díez, te haces el fantasma,
con modales esquivos y soberbios.
Si Merkel te regaña, te da frío.
Pero si opina Aznar... ¡Amigo mío!
¡Entonces sí te pones de los nervios!