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La insoportable levedad internacional

Zapatero parece convencido de que puede imitar la política del espléndido aislacionismo de otras grandes potencias antaño

Después de ser recibido en Manhattan por la hermana del alcalde Bloomberg, la agenda internacional del presidente Zapatero vuelve a dar muestras de estar centrada en los problemas más vivos y acuciantes para los intereses españoles y la realidad internacional: ayer mantuvo su segundo encuentro en un mes con el presidente de Andorra. Debe ser que otros visitantes le provocan malestar, normal si piensa que le van a salir como los polacos y checos, que le cantaron las cuarenta sobre su política entreguista en Europa.
 
Tal vez por ello el Ministerio de Defensa haya decidido que en el desfile del 12 de octubre por la Castellana la bandera norteamericana sea sustituida por la francesa, portada por un destacamento de la división Leclerc. Es verdad que no es la primera vez que la insignia gala desfila en Madrid, ya lo hizo en el marco de la unidad del Eurocuerpo. Pero sí es la primera vez que lo hace como fuerza militar nacional desde los tiempos de la invasión napoleónica.
 
El ministro de defensa, José Bono, que no para de decir y desdecirse en las última cuarenta y ocho horas, ha querido vender lo imposible y ha afirmado que la bandera francesa desfilará no como un gesto –más– de antiamericanismo, sino como homenaje a los españoles que participaron en la liberación de París en la Segunda Guerra Mundial, todos buenos republicanos. Nada hay que objetar a su valentía, pero lo lógico es que dicho homenaje se lo dieran los parisinos y los francesas no los españoles.
 
Y mientras tanto, el segundo gran impulso a la Iniciativa por el Amplio Oriente Medio, el Foro por el Futuro, gran conferencia donde se reunirán los gobiernos de la zona, junto a entidades financieras y representantes de la sociedad civil, se va a celebrar a finales de año en nuestro vecino Marruecos. Podía haber sido en España pero como la posición del actual gobierno es que sólo se puede hablar de la OLP y criticar a los americanos al tratar el Oriente Medio, hemos perdido otra ocasión de estar y contar en un tema central de la agenda internacional, de los países occidentales y también árabes y musulmanes.
 
El Gobierno de Zapatero tras votar a favor de la resolución 1546 que instaba a los países miembros a enviar tropas a Irak para estabilizar ese país –gran olvido de Bono cuando dijo que enviaría soldados si la ONU lo pedía, pues ya lo ha solicitado– y olvidarse la misma acto seguido, no ha producido iniciativa internacional alguna. Un discurso del que nadie se enteró y sin repercusión ninguna en el foro sobre el hambre de las Naciones Unidas, y una intervención que mejor nadie recuerde en la Asamblea General. Lo peor, que ambas intervenciones se hicieron porque tocaba –y en estricto orden alfabético– no como consecuencia de una iniciativa propia.
 
Zapatero parece convencido de que puede imitar la política del espléndido aislacionismo de otras grandes potencias antaño. Pero no se da cuenta de que eso ya no lo permite el mundo actual y que para poder ejecutar algo que se le parezca necesita de unos instrumentos diplomáticos y, sobre todo, militares que España no tiene. La España menguante que quería se está convirtiendo de manera acelerada en la España inexistente. Tal vez por ello sólo se mida con el principado de Andorra.
 
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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