Menú
GEES

Obama ya no mola

El mismo día en que Moratinos demuestra haber perdido definitivamente el oremus, además del dinero de la cúpula, Le Monde reconoce que lo que se necesita es un pretexto para desmarcarse de los Estados Unidos.

Así que Nous sommes tous américains, como decía Le Monde el 12 de septiembre de 2001, ¿no? Pues no exactamente.

La elite francesa, cuyo babeo por el presidente electo de los Estados Unidos era incluso similar al que hacía derrapar por las escaleras a los visitantes de La Moncloa, ha cambiado de idea. ¿La razón? El anuncio de nombramientos de Obama es un símbolo: "la proclamación sin ambigüedad de su voluntad de restaurar el liderazgo americano". ¡Oh, ofensa reprobable y monstruosa! ¿Qué esperaban? ¿Que con el dinero del contribuyente americano se dedicara a promover el liderazgo europeo, el turismo en las Seychelles o la pesca en Mauritania?

"Para los europeos, continúa Le Monde, los nuevos nombramientos no son necesariamente una buena noticia". Vaya. Bonjour tristesse, que decía Françoise Sagan. La promesa de que la razón va a prevalecer sobre la ideología y la defensa de los intereses americanos sobre los de otros ha sido todo un jarro de agua fría. Y añade: "Las relaciones transatlánticas serán menos tensas que con el Sr. Bush [o sea que seguirán siéndolo] pero los europeos habrán perdido un pretexto para desmarcarse de los Estados Unidos".

¡Pretexto! El diccionario dice: motivo o causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado. Auténtica confesión de parte de las secretas aspiraciones de los bienpensantes europeos.

El mismo día en que Moratinos demuestra haber perdido definitivamente el oremus, además del dinero de la cúpula, Le Monde reconoce que lo que se necesita es un pretexto para desmarcarse de los Estados Unidos. Podrá haber soldados de todas las naciones de la OTAN –también de Francia– luchando y muriendo en medio mundo contra el terrorismo, pero lo que el diario de la inteligentsia europea necesita no es una razón, ni otro interés acaso legítimo. Por lo que clama es por un pretexto.

Respecto a Afganistán, por ejemplo, se pregunta el vespertino si los europeos "podrán resistirse a las presiones [de incremento de tropas]de un presidente cuya elección han celebrado ruidosamente". Su angustiosa preocupación, con la que está cayendo, es si encontrarán o no alguna excusa.

De lo que se trata es de resistirse, de molestar, de ser una mosca impertinente que impide actuar. No de proponer algo alternativo, de construir un argumento que ayude como leales aliados, de aportar dentro de lo posible, de trabajar conjuntamente con Occidente. Nada de eso. El problema de la izquierda europea es que sin Bush, no hay pretexto.

Caída la hoja de parra, han quedado expuestos en su desnudez. Todo aquello de las guerras ilegales, todo esto de los vuelos de la CIA eran meras alegaciones de un motivo para esconder la razón verdadera de sus acciones: perjudicar a Occidente en su lucha contra el terrorismo. Que nadie pida verdad ni responsabilidad a la progresía europea, lo que fabrica son pretextos.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios