En tiempos de crisis, las fuerza armadas son una vía para el ahorro. Esta fue la única mención que se hizo de la Defensa durante el debate entre los aspirantes a presidente de Gobierno. Y la hizo Rubalcaba. El Ministerio de Defensa se está ahogando en una deuda de 36.000 millones de euros, y no se escuchó una solución a tan dramática situación que ya está condicionando el futuro de nuestras fuerzas armadas. Sin duda el desempleo y la situación económica son las principales preocupaciones y las prioridades de la campaña electoral. Pero que la aproximación a las fuerzas armadas sea únicamente para hablar del tajo que le va a caer, deja muy mal sabor de boca. Menos mal que el mismo día la titular de Defensa se había dado un baño de españolidad viajando a Afganistán sin pasar por el Ministerio, que abandonado lo tiene. Algo que ya es una práctica habitual. ¿Quién no se acuerda del fugaz viaje al Líbano de Zapatero en enero de 2008 para saldar su déficit de españolismo en un movimiento descaradamente electoral?
¡Ah! Rubalcaba también mencionó a Alemania, algo así como para imitar los recortes que está haciendo en su respectivo presupuesto de Defensa. El problema es que España no es Alemania, y desde luego no partimos de la misma situación. Tomando como referencia los datos de una publicación del Parlamento Europeo con el fin de poder comparar ambos países, el presupuesto de Defensa alemán creció de los 23.500 millones de euros en 2005 a los 31.100 millones en 2010, lo que supone pasar de un 1, 05% del PIB al 1,25 en 2010. ¿Y España? Ha pasado de 7.120 millones en 2005 a 7.840 millones en 2009 y en 2010 redujo por tercera vez consecutiva el presupuesto. Esto supone haber gastado un 0,78% del PIB en 2005 y un 0,74% en 2009. ¿Es posible reducir aún más? ¿Con eso vamos a salvar la economía del país?
En Alemania, como otros países europeos, la crisis financiera tendrá su impacto en los presupuestos de defensa. Pero incluso con su particular aproximación a los asuntos de defensa, vive un debate sobre el futuro de sus militares, sobre el uso de la fuerza, la participación en misiones y sus ambiciones; se han publicado y tenido en cuenta informes críticos sobre las deficiencias en capacidades; hay en marcha un proceso de profesionalización y consecuentemente reducción de las fuerzas armadas, de 250.000 a 185.000; se trabaja en la generación de estructuras sostenibles y flexibles, y en la posibilidad de pooling entre fuerza aérea y naval; los 17 departamentos del ministerio se reorganizarán en 8, y el staff ministerial se reducirá un 45%. En cuanto a su industria de Defensa, está alejada de la crisis con crecimientos mejores de los esperados.
La situación en nuestro país es totalmente distinta, tanto de nuestros 125.00 militares como la de la industria, que se ha dejado morir. Hoy sólo son una medida de ahorro más.