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Ignacio Villa

Al son de la prensa

No alcanzo a entender las razones que han llevado a algún que otro político a decir que a la prensa le gusta ejercer de poder, y que cuando lo hace pierde sus principales virtudes y borra sus objetivos. Pero, en fin, no entraremos ahora en esa vieja discusión, que poco va a aportar a la película. En cambio, si que será bueno recordar a los políticos que la prensa, siendo poder o no, es el espejo para unos y otros. Para el Gobierno y para la oposición. De ella viven, en su vanidad y en sus contenidos.

Y ejemplos recientes tenemos para todos. Empecemos por el Gobierno. No ofrece ninguna duda que le ha costado mucho entrar en juego en las distintas crisis abiertas. Han sido los medios desde editoriales, tertulias, columnas e informativos quienes han puesto nervioso a un Ejecutivo dormido en la mayoría absoluta y al que se le había olvidado lo que es la capacidad de reacción. Al final, ha sido la prensa la que ha puesto las pilas al Gobierno.

Enfrente, la oposición, que entre pactos y sonrisas, también parecía más cercana a la complacencia que al trabajo. El Gobierno estaba dormido, de acuerdo, pero la oposición vivía tranquila y contenta. Y como tantas otras veces, a última hora, con titulares de prensa en ristre y con algunas notas apresuradas de las tertulias radiofónicas, el PSOE ha elaborado sus decálogos de críticas. Respuestas al Gobierno, copiadas en ocasiones de forma literal de los medios de comunicación.

Así pues, lo dicho. La prensa será poder o no lo será. Lo que sí está muy claro es que marca el paso de los políticos, del Gobierno y de la oposición. Aunque luego se escuden en teorías difícilmente sostenibles, cuando el escenario se observa desde las bambalinas. Y, por el momento, no entraremos en esas llamadas que, con frecuencia, se reciben en las redacciones pidiendo que tal o cual político sea tratado con cariño. Dejémoslo estar.

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