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Ignacio Villa

Aznar sucede a Aznar

Una vez digeridas las decisiones y propuestas de José María Aznar para lo que será definitivamente su Congreso, que tendrá lugar el próximo mes de enero, ahora comienzan los movimientos y los posicionamientos. También aparecen los primeros apuntes y sugerencias sobre la sucesión de Aznar. Es claro que el presidente no ha querido dejar el más mínimo rastro sobre la sucesión. Es más, Aznar ha exteriorizado sus intenciones de marcar más las diferencias, marcar con más contundencia la separación entre él y los demás. El equilibrio calculado del Congreso, de los papeles de los principales candidatos a la sucesión, supone directamente el reforzamiento del liderazgo de Aznar sobre los demás, es recordar a todos que sus decisiones son incontestables, y que, por lo tanto, primero es Aznar, y después, los demás.

Esta afirmación, que parece algo evidente, tiene un doble fondo. Y es que a dos años escasos de las elecciones generales, el proyecto del PP sigue siendo el proyecto Aznar, no hay espacio para más nombres, no hay lugar para más protagonismos. Es más, el sucesor, sí es que llega, tendrá que compartir de forma inexorable el liderazgo con un presidente que no parece dispuesto a perder un ápice de presencia. Todo este planteamiento provoca en los pasillos un "run-run" que en el PP cada vez tiene más fuerza, un "run-run" con él que se especula con más convicción, un "run-run" que puede dejar de ser un rumor para convertirse en una petición formal.

Hay cada vez más dirigentes, con peso especifico dentro del PP, que piensan que Aznar debe presentarse en el 2004. Y apuntan que el cumplimiento de las promesas políticas es una buena costumbre, pero no puede ser una obligación. Antes que todo eso —insisten— se encuentra la necesidad de ganar unas elecciones, y en este momento, el único valor seguro —explican— es el presidente Aznar. Desde el partido se considera que Rodrigo Rato ha quedado tocado, que Mariano Rajoy no da la talla, que Jaime Mayor está marcado por la derrota de las vascas y que Javier Arenas nunca sería un candidato de consenso. Aznar se convierte, de esta forma, en su propio sucesor. Y además, los que afirman esto, advierten también que la continuidad de Aznar se va a convertir en muy poco tiempo en una petición formal desde dentro del PP y también desde fuera.

Estamos pues ante una realidad, no una suposición. Aznar se puede convertir en su propio sucesor. La clave se sitúa en el 2003, con las elecciones autonómicas y municipales, y en las que el actual presidente del Gobierno y Rodríguez Zapatero se van a enfrentar por vez primera "cara a cara" en unas elecciones, aunque no sean cabeza de cartel. De los resultados de esos comicios puede salir la solución. Pero por el momento, mientras Aznar no haga público el nombre del sucesor, habrá que tener en cuenta que él, el propio Aznar, se encuentra también en la lista de sucesores.¡Y es el primero de la lista!

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