Menú
Ignacio Villa

Con sabor a despedida

La gira iniciada por el presidente Aznar y que durante una semana le va a llevar a El Salvador, así como a tres estados hispanos de Estados Unidos tiene un claro sabor a despedida. Esta gira oficial es la última de estas características que va a realizar el presidente antes de abandonar La Moncloa la próxima primavera. Previsiblemente, el próximo otoño aprovechará la Cumbre Iberoamericana de Bolivia para visitar Brasil y Argentina, pero en todo caso ya no será lo mismo, entre otras razones, porque entonces compartirá protagonismo con el sucesor.

Esta larga gira, pues, tiene sabor a despedida por varios motivos. No en vano en El Salvador, el presidente Aznar asiste a la Cumbre de Jefes de Gobierno de Centroamérica, en lo que se pretende convertir en un homenaje al presidente español por su trabajo político para acercar a la Unión Europea a los países Iberoamericanos durante sus dos legislaturas de Gobierno. Tiene también sabor a despedida porque Aznar consigue alcanzar un viejo deseo en política exterior: promocionar la imagen de España entre los casi 40 millones de hispanos que viven en Estados Unidos. Y, por último, esta gira tiene un cierto sabor a final de ciclo hasta en lo material. El presidente Aznar ya no ha viajado en el viejo Boeing 707, sino que la Presidencia del Gobierno ha alquilado un Airbus 310 a Viajes Marsans a la espera de los nuevos aviones oficiales que estarán preparados el próximo otoño.

Por todo ello, se puede decir que esta gira no es una más. Y el ambiente en la Delegación oficial que acompaña al presidente del Gobierno así se respira. Faltan ocho meses para las elecciones generales, y menos de tres meses para la designación del sucesor, dos fechas cruciales que de forma inmediata van a cambiar la dinámica política de España. Aznar, una vez concluido y superado con nota el reciente Debate sobre el Estado de la Nación, entra ya en una permanente dinámica de despedidas. Desde ahora el calendario se muestra inflexible y será habitual escuchar o utilizar frases en todas las crónicas políticas como "la última vez que Aznar ..." o " ya no habrá más veces en las que el presidente Aznar asista..". Sin duda estamos ante una situación insólita en España, un político en lo más alto de su carrera y con cuerda para seguir en la "pomada" coge el portante y lo deja todo. Sinceramente, durante estos ocho años se ha hablado y hablado mucho de esta decisión de Aznar, pero cuando la fecha se acerca el gesto del actual presidente del Gobierno va cobrando toda su dimensión.

Faltan ocho meses para las elecciones generales, por lo que con el calendario en la mano, como muy tarde en el mes de mayo de 2004 tendremos nuevo presidente del Gobierno. Hasta entonces, asistimos a una larga y lenta despedida. Por el momento habrá que reconocer al presidente un buen estado de ánimo, como demostraba en El Salvador cuando decía que su marcha la encara con alegría y mucha tranquilidad. Nadie podrá olvidar que de su empuje, su implicación en el día a día político y buenas maneras a la hora de llevar los imprevistos depende en buena parte el éxito de la sucesión. El nombre es importante, pero también hay que tener en cuenta el talante de esa sucesión. Y en esas estamos.

En España

    0
    comentarios