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Ignacio Villa

De qué se ríe Maragall

Carod Rovira, que pone los escaños suficientes para gobernar con los socialistas, ha roto las mínimas reglas democráticas al sentarse con los terroristas

No es una buena noticia para el funcionamiento correcto de la democracia y de sus instituciones. No nos podemos sentir muy satisfechos si la justicia española –con pacto incluido– es incapaz de diagnosticar como un delito la actitud de Carod Rovira con la banda terrorista ETA. Parece como si no hubiera pasado nada, parece como si su gesto hacia los etarras hubiera que entenderlo y comprenderlo. Pero lo siento. Esto no es posible.
 
El líder de los republicanos e independentistas catalanes se entrevistó en el sur de Francia a escondidas con los terroristas de ETA. En ese momento formaba parte del Gobierno catalán, es más, era el máximo responsable puesto que Pascual Maragall estaba de viaje en el extranjero. Carod Rovira, sin consultar nada a nadie, concertó una entrevista con los etarras para pactar una tregua sólo para Cataluña. ¿Cómo se puede calificar una actitud de estas características? Estarán conmigo que una iniciativa así muestra el talante rastrero y miserable a la hora de hacer política. Y no sólo eso. Además, y esta es la cuestión clave que no puede caer en el olvido, Carod Rovira es socio de Gobierno del PSOE en Madrid y en Barcelona.
 
Qué raro. Los medios del entorno socialista han ocultado la noticia. ¿Por qué será? ¿Será por lo de la llave del poder o por la "foto del balcón" con Maragall, Carod y ZP? Ahora va a resultar que lo que hizo Carod Rovira es muy saludable y beneficioso para la democracia. Lo cierto es que esta estrategia es vergonzosa y vergonzante. Ante la imposibilidad de cambiar la realidad con la mentira, se cambia con la omisión. Y de esta forma si algo ha pasado se entierra con eficacia.
 
Pero lo que quizá es más deleznable es la actitud despectiva y burlona de Pascual Maragall. El presidente catalán ha ironizado sobre esta decisión judicial, como si todo fuera una anécdota simplona del pasado. Y no es así. Carod Rovira, que pone los escaños suficientes para gobernar con los socialistas, ha roto las mínimas reglas democráticas al sentarse con los terroristas por libre y fuera de todo circuito. Ahora según el Tribunal Supremo todo lo ocurrido es normal. ¡Para echarse a temblar!

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