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Ignacio Villa

Y ahora, ¿qué?

Ya ha pasado una semana del inesperado triunfo del Partido Socialista en las  urnas el pasado 14 de marzo y los primeros amagos y decisiones confirman  algo que se veía venir. El PSOE tiene un programa de oposición que debe adaptar deprisa y corriendo a una nueva situación de Gobierno. Una  adaptación que va a suponer, no lo duden, la renuncia de muchas promesas mitineras y de mucha demagogia facilona. De lo que no se va a poder olvidar Zapatero es de mucha hipoteca interna que va a tener que pagar y que le va a complicar la vida más de lo que quisiera. Lo cierto es que la primera imagen que nos está quedando, más allá del entusiasmo inicial, es la de un PSOE que no tenía los equipos preparados para gobernar y que sus proyectos están fundados en la dinámica de una campaña electoral planteada para sobrevivir políticamente. Las palabras ahora hay que llenarlas de gestión y de eficacia, y ahí comenzarán los problemas.
 
Para empezar, la formación de Gobierno se está convirtiendo en una auténtica "ruleta rusa". Además de la presencia de José Bono en Defensa, en lugar del tan cacareado Ministerio de Seguridad, ahora resulta que, "según parece", Zapatero prescinde de Miguel Sebastián para Economía, recuperando al "histórico" Pedro Solbes. Efectivamente, el último ministro felipista de Economía, el mismo que decía a los cuatro vientos, poco antes de la derrota socialista del 96, que era imposible que España entrara a tiempo en el euro. Además dicen —ahí es nada— que Solbes puede ser vicepresidente del Gobierno. Para la otra vicepresidencia, la política, se habla de una mujer. Y es que con las promesas paritarias de Zapatero, lo de formar Gobierno se va a convertir en una tortura. Para esa vicepresidencia se habla de Magdalena Álvarez (escuela Chaves) o María Teresa Fernández de la Vega (secretaria de Justicia con Belloch). En fin, no hacen falta comentarios, que tiempo habrá. Lo que sí parece seguro es que Jesús Caldera se cae de esa vicepresidencia, ¿será el portavoz? Habrá que esperar. Mañana seguro que tendremos historias nuevas, quinielas renovadas y desde luego facturas que pagar.

Lo cierto es que comenzamos una semana en la que la resaca de la victoria deberá quedar olvidada. Rodríguez Zapatero no puede seguir regalando flores a los oídos que le halagan, y comenzará a aflorar la dura realidad de un pobre programa electoral. Ahora comienza la hora de la verdad, en la que las promesas hay que cumplirlas, en las que el futuro presidente del Gobierno tendrá que hacerse responsable de sus anuncios, y en la que los ataques al PP no servirán ni para distraer a los fieles. Y ahora, ¿qué?; se preguntan muchos. Una pregunta que por el momento no tiene respuesta. Pero la realidad es que las primeras pistas que tenemos no tienen muy buen pinta. Tiempo al tiempo.

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