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José Antonio Martínez-Abarca

Conejo General del Joder Judicial

En España quien tiene el poder político lo tiene todo. Especialmente aquellos poderes teóricamente encargados de que los políticos no tengan todo el poder.

El difunto Jaime Campmany, que cada día escribe mejor, solía repetirlo en las columnas, muchas, que le dedicó a las erratas provocadas por los duendes de imprenta que viven en los periódicos, o vivían antes de que se quedaran sin trabajo por la llegada masiva de becarios. Decía que había sido una errata real aparecida no sé dónde, pero siempre creí que se le había ocurrido a él, por jugar: "Conejo General del Joder Judicial".

Demasiado perfecto para no parecer un ersatz de su invención. Lo que sí apareció en un periódico de provincias de la Editorial Católica, cuando Franco, donde por cierto Campmany hizo sus primeros pinitos, es lo de "hoy, festividad de la putísima concepción". Fue un desgraciado trabucamiento de dos letras paredañas en las máquinas de escribir de las redacciones de antes, donde se "picaban" los textos; Campmany nunca lo recogió entre su irrepetible anecdotario. Conejo General del Joder Judicial. Ahora sí que es perfecto para lo que designa, de lo más exacto. Las erratas no sólo mejoran el texto, como mantenía Campmany, sino que, a veces y con el tiempo, incluso asimilan aquello que nombran. Algunas erratas predicen el futuro. En el que, por cierto, estamos.

Lo del "Conejo" es sólo un mojón más en el sendero hacia una democracia fallida, porque esto ya se va pareciendo más bien poco a la idea que teníamos. Me hace gracia cuando oigo que los políticos en realidad no tienen tanto poder como creen y que los que tienen dinero, por ejemplo los empresarios, pueden llegar a influir más decisivamente sobre el transcurso de los acontecimientos. No será en España. En España quien tiene el poder político lo tiene todo. Especialmente aquellos poderes teóricamente encargados de que los políticos no tengan todo el poder.

Y, por lo que la conozco, la clase adinerada, empresarial, liberal o simplemente "civil" lo que tiene ganas no es de influir sobre el decurso español, sino de no pasar demasiado miedo. Porque en España quien no tiene el poder político es justo que tenga miedo. Destruido un sistema de garantías legales y procesales que merezca mínimamente ese nombre, cualquier cosa es posible si la decide un político que esté en condiciones de iluminar políticas de Estado, es decir, de partido.

En España no te servirá al final que sepas mucho de algo, ni que seas respetado, ni siquiera que tengas dinero (sólo lo sigues teniendo si el político decide que le interesa que lo mantengas). De nada. Evidentemente, aquí hay un sólo poder, político y único, total, fenomenal, omnicomprensivo, del que el "Conejo" es excrecencia, que componen todos esos tipos inquietantes que, como no servían para terminar la secundaria, decidieron que sólo podían librarse de trabajar si llegaban a asustarnos lo suficiente como para que nadie se atreviera a recordárselo.

En España

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