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Juan Carlos Girauta

Evito Pegón

Mis ganas de mover una tecla en defensa de Repsol son perfectamente descriptibles. Pero no es eso.

Insisten las autoridades bolivianas en que la nacionalización de los hidrocarburos es "soberana e irreversible". Soberano e irreversible disparate que confirma una evidencia largamente acreditada: nada entiende quien nada quiere entender. Si a estas alturas de la historia universal de la infamia un gobernante aún no ha comprendido el significado de la seguridad jurídica, nunca lo hará.

Creerán que a base de agitar el explosivo cóctel de Evito Pegón, mezcla de orgullo herido y hechicería ancestral, codicia cocalera y anticapitalismo, lógica revolucionaria, patrocinio venezolano y remozamiento del cadáver castrista, benefician al pueblo boliviano. Pero qué digo. El pueblo, como siempre, es en su boca mera excusa de abusos y de expolios... que el pueblo acaba pagando. A ver quién va a invertir ahora un dólar en Bolivia.

Mis ganas de mover una tecla en defensa de Repsol son perfectamente descriptibles. Pero no es eso. Es la incomprensible pasividad con que el gobierno de Rodríguez encaja los escupitajos a España lo que habría de poner a echar humo las columnas, las portadas y las reflexiones. ¿Cómo es posible? Cuando un gobierno ve perjudicados ilegal, arbitraria y arrogantemente los intereses de sus ciudadanos o empresas en el extranjero (y aun si el perjuicio es legal, fundado y elegante, que no es el caso) reacciona saliendo en su defensa, no en defensa del agresor.

España se está especializando en encajar ofensas con una sonrisa. Es lógico que un ejecutivo que en lo interno se desvela por excusar a la ETA, desamparar a las víctimas e incorporar el lenguaje y la estrategia del enemigo sin rechistar, se precipite en lo externo a mostrar la máxima comprensión con un arrogante malevo. Y garantice, antes que nada, que mantendrá las ayudas previstas, muy en concreto las que benefician –qué casual– al grupo español de comunicación cuyo entusiasta apoyo a don Evo en campaña asombró al propio ensalzado.

Seguro que Bernardino León –ése que había comprometido ayudas públicas españolas a Bolivia sólo si ganaba el confiscador– habrá tenido éxito en su reciente misión, cuyo contenido sospecho: la devolución de la plata de Potosí. Sí.

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