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Juan Morote

La duda de ZP

Si sigue negociando con ETA logrará cabrear a una buena parte de su electorado que le está pidiendo mayor contundencia en su política frente al terror de ETA.

El lector bienintencionado pensará que cualquier persona normal tiene muchas dudas y no sólo una. Y tratándose del presidente del Gobierno, y con la cantidad de problemas pendientes de resolver que tenemos en España, parece evidente que las dudas tendrían que ser muchas y acuciantes. Además, cuando la ignorancia es una de las cualidades que adornan a alguien, todavía se multiplican más sus dudas.

Hasta aquí estamos todos de acuerdo. Pero ¿qué ocurre cuando se añade la virtud de la arrogancia extrema a la de una ignorancia de igual magnitud? Pues que desaparecen todas las dudas. El sujeto en cuestión es capaz de tratar todos los temas sentando doctrina en cada una de sus intervenciones, por más que las mismas no resistan ni el análisis más nimio.

Algo similar ocurre con nuestro inefable presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero aunque, a pesar de su arrogancia, sigue teniendo una duda. A saber: qué debe hacer con ETA de aquí al nueve de marzo. Veamos, si sigue negociando con ETA logrará cabrear a una buena parte de su electorado que le está pidiendo mayor contundencia en su política frente al terror de ETA, y que deje de lado de una vez por todas la tibieza con los asesinos. Esta determinación le puede costar un puñado de votos, que quizá sean decisivos. Semejante camino, en cambio, le llevaría a una campaña electoral sin atentados y le permitiría volver a su fatuo discurso de paz.

Si por el contrario, y dado que ha reconocido algún desajuste en su política antiterrorista, decide adoptar una postura más firme y poner a trabajar a la fiscalía y a la abogacía del Estado para ilegalizar a ANV, obtendrá una mayor credibilidad, pero muy probablemente también le supondrá tener que asumir el desgaste que suponen los atentados en campaña electoral, es decir, de nuevo una posible merma en el número de votos.

La duda de José Luis Rodríguez no es discernir qué le conviene más a la libertad de los ciudadanos del País Vasco, ni tampoco qué es lo que más interesa a España. La verdadera duda estriba en saber qué le va a dar más votos. Por lo tanto, serán los numerosísimos asesores que le rodean los que le orienten en términos de rédito electoral sobre cuál debe ser el posicionamiento político del presidente del Gobierno.

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