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Ketty Garat

Rubalcaba, torero

Querido Pablo:

Me tendrás que reconocer que aquí ‘los míos’ han empezado fuerte. Ya, ya, si la cosa es cómo acaben, pero han empezado fuerte... Por lo menos coincidiremos en que hoy los tenemos en todas las portadas. Claro que, a juzgar por los titulares, no sabemos si el candidato es Rubalcaba, Felipe o Guerra. Desde luego, si decidiera el aplausómetro, el primero sería el último, como en el Reino de los Cielos.

Por fin, ¡tuve un gran mitin! Nada de 2.000 militantes, no, no, no. 30.000, según el PSOE, y en el santuario, el talismán, el emblema de la época dorada del PSOE: el velódromo de Dos Hermanas. Claro que... la grada en la que se sitúa el escenario estaba "más hacia el centro" que otras veces y apretaditos quedaba mejor en la tele. No es menos cierto que algún sitio vacío había... Y, a decir verdad, los 530 autobuses que movilizó el PSOE –ayer me quedé corta- abultaban mucho en el parking pero masificación en las puertas... pues no había. Por cierto, sí había varios autocares con el siguiente cartel: "Servicio Público de Transportes de la Junta de Andalucía". En fin, que si te parece lo dejamos en casi lleno por eso de no hacer sangre...

Ya sabes que lo del periodismo es más suculento en los momentos críticos: cuando hay contradicciones, debacles, pinchazos... vamos, las buenas noticias. Pero una padece de caridad cristiana y, cuando Rubalcaba resucitaba a Felipe y a Guerra, se me ablandó el corazón... no precisamente por la música celestial de sus sermones –al contrario, Guerra cargó contra toda la Iglesia como si fuera la Inquisición- sino por esa "cosa" que le daba al candidato ‘actuar’ después de "Los Beatles". Como si al telonero, en lugar de antes, le tocara después. Vamos, que estaba "cortao". Intentaba gritar, pero quedaba raro... Y yo, agobiada, cruzaba miradas con los compañeros. No sabíamos dónde meternos, pues yo eso de la vergüenza ajena lo llevo muy mal. Deseaba hacer como cuando entrevistas a alguien: "Si quieres puedes empezar de nuevo...".

Es cierto que a Rubalcaba no le gustan los mitines. Pero en el busPSOE alguno apuntaba, con razón, que había "dos toreros y un subalterno". Y fueron los ‘siniestros’ (más que los ‘diestros’) los que echaron mano de muletas, capotes y banderillas de fuego para incendiar la campaña con el final de ETA. "Estaba pactado", se decía en la caravana porque "Rubalcaba no puede, pero ellos sí". Me acordaba yo de esa frase que tanto repite ahora el candidato: "Rajoy no habla pero Esperanza no calla". El de ayer parecía "un mitin de cierre" pero marca el inicio de que en esta caravana todo vale. Nos abordan las dudas de si Felipe sacará de nuevo a ETA mañana en Valencia, junto a Rubalcaba.

Cuando hoy volvía de Sevilla, me he detenido en una tienda de al lado de mi casa. "Oferta: 9,90 euros". Era un equipo de torero: capote, muleta y montera. He estado a punto de comprárselo a Rubalcaba, pero padezco de caridad cristiana.

Un beso, Pablo

Ketty

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