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Maite Nolla

Mi problema especial

Otra cosa es que –como todo el mundo teme– se entienda que se podrá interpretar una cosa y su contraria y que más que el estatuto sea inconstitucional, resulte que la Constitución, pobrecita de Dios, sea antiestatutaria.

La extraordinaria y urgente necesidad justifica dictar un decreto ley para que un amigo, al que previamente hemos ayudado para que reventara el mercado dando el fútbol gratis, pueda darlo ahora a un euro –como las bragas en los mercadillos. Lo que nos hemos reído con la derecha y con lo del interés general de Álvarez-Cascos. Y lo que no saben ustedes es que en realidad el trotskismo radical nos está haciendo un favor. Así presumo yo también de gran empresaria, con el Gobierno legislando para mí sola. 

El socialismo se ha reinventado en España con la inestimable colaboración del PP que, como dice la canción, anda perdido por sus propias guerras. Inhabilitado este PP para casi todo, alguien debería impugnar que el fútbol de pago para favorecer a un amiguete, sea el pretexto de un decreto ley en agosto basado en el interés general; así igual tenemos una sentencia tipo Rumasa y pasamos otro buen rato. Aquí ya nada es lo que debería: ni los empresarios, ni los socialistas, ni el interés general, ni el PP, ni la urgencia, ni la necesidad.

Supongo que algunos de ustedes leyeron la entrevista al ministro Caamaño publicada hace días. Que el socialismo profundamente acomplejado defienda al nacionalismo, la desigualdad y la insolidaridad, ni es nuevo, ni nos sorprende. Lo que sí sorprende es que el ministro que dice que Feijóo habla señorito –un misterio como el de la vida en colores, ¡coño!, de Bermejo– y que fue uno de los artífices del artefacto, anuncie la sentencia más compleja de la historia. ¿Por qué? Si el Estatut es tan constitucional como dicen y debería, los que elaboran pacientemente la sentencia lo tendrán fácil. Otra cosa es que –como todo el mundo teme– sea compleja porque no se entienda; o mejor dicho, porque se entienda que se podrá interpretar una cosa y su contraria y que más que el estatuto sea inconstitucional, resulte que la Constitución, pobrecita de Dios, sea antiestatutaria.

Y sobre la famosa sentencia que no llega, me gustaría comentarles dos reacciones: la primera, la del presidente de la Generalitat en el momento de escribir este artículo, que votó "no" al estatuto, pero que quiere sacar al pueblo de Cataluña en pleno puente, con todo el calor, para defender lo mismo que él rechazó. Que nadie toque lo que un tercio del pueblo de Cataluña aprobó. Amén.

La segunda, la de la señora Sánchez-Camacho, que ha dicho que en su campaña electoral, para las elecciones de aquí a más de un año, no se va hablar de sentencias¿pá qué?¿Para enemistarnos? El PPC vive en un callejón sin salida. Ni siquiera un resultado electoral catastrófico provocará el más mínimo cambio y sobre el tema ya les he taladrado en exceso. Es lo que miss Collier decía de Marilyn Monroe y que retrata Truman Capote: "Mi problema especial". Un problema enquistado, bloqueado, repetido y sin más solución que la sustitución de Rajoy.

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