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Maite Nolla

No hay mucho que hacer

Ni La Vanguardia ni El Periódico han dicho ni papa de eso. Tampoco TV3, aunque ellos ya nos avisaron que ni la actuación del "comando porexpan" ni nada que tuviera que ver con Ciudadanos era noticia.

Este verano estuve en uno de los conciertos que ofrecieron juntos Nacha Pop y Los Secretos. Creo que están en mejor forma los segundos que los primeros, aunque eso no nos importara mucho a los que allí nos congregamos. La gente se conformó con que sonara Quiero beber hasta perder el control y Chica de ayer y con la confirmación de que, por muchos años que pasen, las letras no se te olvidan. Es difícil decirlo, pero yo creo que el sucesor de esos grupos es Quique González. Se parece a todos ellos y a ninguno. Sus canciones tienen algo de Van Morrison, pero cuando escuchas sus discos, su estilo y su voz te recuerdan al gran Enrique Urquijo.

Quique tiene una canción estupenda que se llama Torres de Manhattan y que, más o menos, va de un perezoso al que le da igual que se acabe el mundo ahí fuera. Esa es una canción que describe a la perfección lo que hoy en día pasa en Cataluña.

Hace unas semanas Albert Rivera, presidente de Ciutadans, fue víctima, de nuevo, de amenazas en su propio domicilio. Esta semana hemos sabido que, al igual que pasó con Alberto Fernández, el presunto sujeto activo del delito, es decir el amenazador, en este caso los amenazadores, son militantes de ERC y el orgullo de Montilla.

Ni La Vanguardia ni El Periódico han dicho ni papa de eso. No esperen ustedes un editorial pidiendo a Montilla que se plantee si debe seguir gobernando con ese partido. Tampoco TV3, aunque ellos ya nos avisaron que ni la actuación del "comando porexpan" ni nada que tuviera que ver con Ciudadanos era noticia.

También hemos visto como a una escritora, que había colaborado plenamente con la causa nacionalista, le han acabado por dar el finiquito en Catalunya Ràdio por hablar en castellano. La pobre Cristina había aplicado la máxima "dónde fueres haz lo que vieres" y se había dicho a sí misma que, al fin y al cabo, los nacionalistas son como los de Bilbao, que pueden nacer donde quieran. Si tanto Duran, que es de Alcampell, provincia de Huesca, como un conseller que tuvo Pujol, apellidado Hernández y nacido en Almazán, provincia de Soria, son nacionalistas catalanes, no veo donde está el problema en que yo haya nacido en Uruguay. Hoy sabemos que, pese a las disculpas de los directivos de Catalunya Ràdio, ERC se opone a que esta señora vuelva, ¡con lo que les ha costado echarla!

Estoy de acuerdo con Arcadi Espada, que ha dicho que no volverá a poner un pie en la TVC y en Catalunya Ràdio. Yo, además, pediría una casilla en la declaración del IRPF: ¿De verdad quiere usted que su dinero vaya a pagar a TV3?

Nada de esto va a servir para despertar a los votantes del sopor en el que se han instalado. Ni esto, ni la tuneladora, ni el idioma de los niños en el patio, ni el lamentable discurso de Montilla durante el debate sobre el estado de la Nación catalana. Como mucho, la gran beneficiada va a ser la abstención. Aquí no hay mucho que hacer; ya pueden caer las torres de Manhattan o hundirse el Carmelo.

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