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Víctor Llano

Esperanza Casteleiro Llamazares

Alguien nos tendrá que contar algún día qué pinta y hasta dónde alcanza la tiranía comunista en la penúltima guerra del CNI. Muy difícilmente las defenestraciones de Lage y de Pérez justificarían la supuesta estancia de Casteleiro Llamazares en Cuba.

Los responsables del periódico El País no podrán negar que van muy por detrás de los del diario El Mundo en su intento de contar parte de lo que está ocurriendo en el Centro Nacional de Inteligencia. Les consta que sus fuentes están en el bando de los perdedores. El relevo de Alberto Saiz lo confirma. No obstante, ayer publicaron una información que, de ser cierta, demostraría que o nuestros muchos espías tienen un interés especial por lo que ocurre en Isla de los más de cien mil presos, o les encanta esconderse en los hoteles que permanecen abiertos entre los escombros que no logran ocultar las más de doscientas cárceles. 

De no conocerlo, los muchos agentes de los hermanos Castro en España lo pudieron leer este domingo en el diario El País:

Dar salida a los relevados tampoco ha sido tarea fácil. Cassinello sigue en Madrid, M. S. fue destinado a Londres, F. C. a Washington y Esperanza Casteleiro, la segunda de las tres secretarias generales que ha tenido Saiz, a La Habana. Su llegada a Cuba complicó la crisis abierta por la detención del empresario Conrado Hernández, detonante de la caída en desgracia de Lage y Pérez Roque. Los servicios secretos cubanos no entendían que el CNI les enviara a su ex número dos sin una intención oculta y no la dejaron prácticamente salir del hotel. En realidad, Saiz sólo había querido acceder a su petición.

Tal vez el sustituto de Saiz podría contestar las preguntas que se desprenden de tan sorprendente párrafo. ¿Quién le pidió y qué al entonces todavía director del CNI? ¿La segunda de sus tres secretarias generales le solicitó a su jefe que le trasladara a La Habana? ¿Fueron las cloacas castristas las que le pidieron que la enviara allí? ¿De dónde partió la orden de recluirla en un hotel? ¿De haberla cursado la Policía castrista por qué Saiz la obedeció?

Alguien nos tendrá que contar algún día qué pinta y hasta dónde alcanza la tiranía comunista en la penúltima guerra del CNI. Muy difícilmente las defenestraciones de Lage y de Pérez justificarían la supuesta estancia de Esperanza Casteleiro Llamazares en Isla Cárcel. Nadie podría reprocharle a los del CNI su interés por los datos que Castro guarda en su mochila ni por los vídeos que almacena en su videoteca; sin embargo, algo muy serio ha de de terciar cuando –en medio de una descomunal crisis interna– tan importante funcionaria se alojó en la habitación de un hotel en la que quedaría grabado todo lo que hiciera, dijera y escuchara.

Lástima que no podamos preguntarle a Moratinos por el extrañísimo viaje de Esperanza Casteleiro Llamazares. ¿Cómo confiar en un personaje que pierde los papeles cuando pisa La Habana? Es lo que tiene moverse entre las ratas de alcantarillas castristas. El ministro de Asuntos Exteriores estaba tan atento a lo que no se le podía escapar en presencia del espía que conducía el coche oficial, que olvidó en un carro los papeles que supuestamente no podía perder. Porque lo que no vamos a valorar es que los dejó a conciencia. Mejor no insistir en preguntar lo que nadie va a contestar hasta que Esperanza Casteleiro le cuente a una amiga qué hizo en las finca de los Castro.

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