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Pablo Molina

¡Yo también quiero una subvención!

Los parados andaluces que no llegan a final de mes son ahora mucho más felices, sabiendo que sus políticos se preocupan de solucionar sus problemas de esa forma tan efectiva, por ejemplo subvencionando el cine basura.

La consejera, digamos, de cultura de la Junta de Andalucía se declara orgullosa de haber subvencionado con veinticinco mil euros la película Clandestinos, que la revista Zero anuncia con un cartel en el que un señor gay apunta con sus armas, la de fuego y la otra, a un guardia civil mientras éste le practica una felación.

Es para estar orgullosa, desde luego, sobre todo tratándose del Gobierno de la región con la mayor tasa de paro y la economía más subdesarrollada de todo el continente europeo. Los parados andaluces que no llegan a final de mes son ahora mucho más felices, sabiendo que sus políticos, a quienes votan con rigor estajanovista desde hace veinticinco años, se preocupan de solucionar sus problemas de esa forma tan efectiva, por ejemplo subvencionando el cine basura.

No entraré a valorar los méritos cinematográficos de una película que no pienso ver, pues desde hace lustros sigo una dieta estricta que me impide contemplar ninguna producción del cine español, régimen que recomiendo vivamente por sus saludables efectos espirituales.

No obstante, dado que las instituciones progresistas se muestran tan proclives a regalar el dinero ganado honradamente por los ciudadanos, voy a escribir un guión para una película de temática gay, cuyas líneas maestras me permito esbozar a continuación.

El protagonista es alto cargo del Gobierno de progreso de un país imaginario, cuyo principal mérito es su condición homosexual. Gracias a las prebendas de su cargo regala puestos de trabajo en las oficinas de la administración a numerosos homosexuales a cambio de favores de todo tipo que incluyen las actividades más depravadas, quiero decir, imaginativas. Al mismo tiempo desvía los fondos públicos hacia un entramado de empresas de la que es titular junto a su novio y para acallar las críticas alimenta también con profusión todos los circuitos económicos del lobby gay. Será una película "arriesgada", en la que habrá sexo explícito, historias sentimentales autodestructivas, abundante consumo de estupefacientes y muchas escenas incomprensibles desarrolladas en medio del más absoluto silencio, es decir, una película española cien por cien.

En cuanto lo tenga listo intentaré encontrar un director "comprometido" que lo quiera llevar a la gran pantalla. Vayan preparando la faltriquera, señores consejeros de cultura de todas las comunidades autónomas, socialistas o populares. A veinticinco mil napos por consejería esto es un negocio redondo. Creo que al fin he encontrado mi vocación.

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