Menú
GEES

La miseria de la política

Este congreso de Valencia ha dejado las cosas definitivamente claras: el PP no quiere ideas. Aún peor, el actual PP no admite que otros, entre sus filas, las tengan.

Decía Henry Kissinger que cuando uno está en el poder, aprende a manejar las instituciones y el resto de sus resortes para hacer lo que tiene que hacer, pero lo que no aprende es qué es lo que tiene que hacer. Eso lo debe traer aprendido de casa. En otras palabras, el poder tiene que estar al servicio de unas ideas, de unos objetivos, de unos ideales.

No parece que ésta sea una lección aprendida en las filas del actual centro reformista español a tenor de lo que el PP ha enseñado durante su aplaudido congreso de Valencia. Todo allí ha girado sobre la desideologización del conservadurismo español; todo ha girado sobre las actitudes de moderación, flexibilidad, consensuabilidad, pactismo y amabilidad, que parece ser que es lo que define al centrismo.

Es más, el único discurso de marcada naturaleza ideológica, el del presidente de honor del PP, José María Aznar, ha sido rápidamente despachado por la oficialidad con un despropósito mayúsculo: "Aznar ya no está en política". No sólo es falso porque el aznarismo siga cosechando adeptos –y muchos– en las filas del PP, sino porque expresa claramente una concepción que rebosa miseria de lo que es la política: un espacio donde no tienen cabida las ideas, ni donde las ideas pueden jugar papel alguno.

Falso del todo. Basta con echar mano de la hemeroteca para comprobar el quién es quién de la oposición en los cuatro años de la legislatura pasada: la FAES de Aznar; la COPE de Federico; Libertad Digital en todas sus plataformas y, en menor medida, el propio GEES. Por supuesto también los movimientos sociales sectoriales, desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo a las organizaciones a favor de la familia. Y si hay algo que les caracteriza y une a todos es, precisamente, que defienden ideas, no despachos o coches recibidos como prebendas a cambio de respetar la disciplina.

Este congreso de Valencia ha dejado las cosas definitivamente claras: el PP no quiere ideas. Aún peor, el actual PP no admite que otros, entre sus filas, las tengan. Ha optado por el modelo de San Pedro y negar al padre, así como por la desmemoria histórica. Génova se ha liberado de un pasado que vivía con pesar. Desde este momento toda la responsabilidad, para bien o para mal, de lo que se cueza en el PP será completamente atribuible al nuevo equipo y a su máximo responsable, Mariano Rajoy. Así como Colón no es responsable de los males migratorios que aquejan a España, que no se crean que vamos a tragarnos que su posible batacazo se lo deben a Aznar. Desplazados los ideólogos a favor de los apparatchiks, hasta Lassalle, el del pensamiento blando, ha cedido protagonismo. Y ya se sabe cuál es la línea oficial: Aznar no está en política. Se han puesto ellos mismos solos ante el peligro.

En España

    0
    comentarios