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Plácido Domingo no tiene rival

Da gusto escucharle y sobre todo ver como se mueve en el escenario, tirado en el suelo y representando el papel de Orestes.

Está a punto de cumplir 70 maravillosos años, y no cabe duda que disfrutando de en un momento inmejorable. El tenor se encuentra en Madrid donde está representando con el éxito que nos tiene acostumbrados la ópera Iphigéne en Tauride en el Teatro Real dentro de la presente temporada lírica.

Sobra aclarar que era imposible conseguir una entrada para el día del estreno, no sólo el patio de butacas estaba lleno, hasta la fila más recóndita y las butacas sin visibilidad estaban vendidas. Da gusto escucharle y sobre todo ver como se mueve en el escenario, tirado en el suelo y representando el papel de Orestes, afortunadamente se nota que nuestro artista más internacional le plantó cara al cáncer hace unos años y salió por la puerta grande, como cualquier día de representación en cualquier teatro del mundo.

Durante el tiempo que va a permanecer en Madrid no paran de rendirle homenajes. Hace unos días su amigo Luís Cobos, presidente de la fundación" Aristas, Intérpretes y Ejecutantes", le hizo uno al que acudieron más de 500 personas, entre las que se encontraban Norma Duval, y su novio Matthias Kühn, Ana Torroja, Diana Navarro entre otros.

Pero quienes le organizaron una magnífica fiesta, y reunieron alrededor de 200 personas en su palacio de Sevilla, fueron los Marqueses de Benamejí y su hermana, Carmen Cobo, a la que acudieron más de 60 miembros de la familia del tenor, entre hijos, nueras, parientes y por supuesto su mujer" Marta Mi Amor". Esa es la forma que tiene el cantante para referirse a su santa, nunca mejor dicho

Una de las primeras en llegar fue Ana Gamazo, que como de costumbre no llegó acompañada de su marido Juan Abelló, muy elegante de negro con un cuerpo de lentejuelas y unas fantásticas joyas. Nati Abascal, tan antipática como siempre, nada que ver con su hermana Ana María, Tomas Terry, Duques de Segorbe y por supuesto quien no podía faltar fue la Duquesa de Alba que acudió con sus íntimos amigos Carmen Tello, Curro Romero y su inseparable funcionario, que últimamente está más tiempo en la capital hispalense que en Madrid. Debe de cogerse muchos días por asuntos propios porque sino no se explica de dónde saca tanto tiempo para faltar al ministerio.

Plácido estaba emocionado, al ver todo lo que le habían organizado, porque a parte de una deliciosa cena le habían preparado varias sorpresas como un piano de cola que sirvió para acompañar a las sopranos Ainhoa Arteta, Mariola Cantarero y a una joven promesa que está estudiando su carrera musical en Estados Unidos, Israel Lozano. Los tres interpretaron canciones de diferentes estilos y terminaron cantando el famoso brindis de La Traviata.

Pero la noche no terminó ahí, porque en otra parte de la casa habían montado una caseta de feria, adornada con unos mantones de Manila antiguos que eran una verdadera joya, en la que se bailó hasta bien entrada la madrugada, y en la que Plácido no paró de bailar al son de rumbas y sevillanas, que interpretaron "Los caminantes del Rocío" y Joana Jiménez.

La señora duquesa y su Romeo, se retiraron pasadas las 2 de la madrugada, pero el tenor despidió a todos los invitados agradeciéndoles su presencia.

Un señor en toda regla, no como otros...

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