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La guía definitiva para aplicar los autobronceadores y evitar manchas naranjas

El secreto, para un moreno saludable, está en saber cómo usarlos y cuál elegir.

El secreto, para un moreno saludable, está en saber cómo usarlos y cuál elegir.
Una mujer en la playa. | Cordon Press

Antes de aplicar cualquier autobronceador, la preparación de la piel es esencial. Exfoliar bien las zonas olvidadas como los codos, las rodillas y los tobillos, marcará la diferencia entre un acabado uniforme y uno parcheado. Además, usar un exfoliante suave el día anterior y evitar aplicar cremas o aceites justo antes del autobronceador, puede marcar la diferencia, ya que estos productos pueden crear barreras que interfieren con la absorción.

Otro truco extra si tienes zonas muy secas es aplicar una capa muy ligera de hidratante solo en esas áreas para evitar la acumulación de producto.

Formato según tu nivel de experiencia

Sí, efectivamente, hay un universo entero de autobronceadores. Y no todos están hechos para principiantes. Conocer los tipos y cómo se aplican es clave para evitar dramas de color:

  • Bruma o spray: Fácil y rápido, ideal para quienes buscan un acabado ligero sin complicarse. Se aplica a una distancia prudente y se seca en segundos.
  • Aerosol: Más potente y pigmentado: Este formato requiere mayor precisión al aplicarlo, ya que si se hace demasiado cerca, puede dejar marcas. Lo ideal es rociar a unos 20-30 cm de la piel.
  • Mousse: Con textura espumosa, es uno de los más populares. Necesita una manopla para extenderlo bien y evitar manchas en las manos. Ofrece un control óptimo y un bronceado más intenso. Ideal para quienes ya tienen algo de práctica.
  • Toallitas: Son cómodas y rápidas, perfectas para retoques o zonas pequeñas como el rostro, escote o cuello. Pero cuidado: si no se usan con precisión, pueden dejar rastros.
  • Crema: Funciona como una hidratante con extra de color. Muchas son graduales, por lo que puedes modular el tono día a día. Son ideales para un bronceado progresivo.
  • Gotas autobronceadoras: Se mezclan con tu crema facial o corporal. Se aplican en dosis mínimas (dos o tres gotas).

Errores comunes

Uno de los errores más frecuentes es no lavarse las manos tras la aplicación, lo que puede dejar un efecto "manos sucias" muy poco favorecedor. También es común aplicar demasiado producto en zonas rugosas o dobladas, como codos o rodillas. Para corregirlo, un algodón con exfoliante o unas gotas de zumo de limón puede ayudar a atenuar las manchas.

Otro truco clave, es no ducharse ni sudar durante las 6-8 horas posteriores a la aplicación, y evitar ropa ajustada que pueda alterar el desarrollo del color.

Una vez que has conseguido ese tono dorado perfecto, el objetivo es mantenerlo. Hidratar la piel a diario es fundamental para que el color se desvanezca de forma uniforme. Además, puedes reaplicar una vez por semana o usar cremas graduales para prolongar el efecto sin crear capas irregulares.

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